¿Habría fuerza humana capaz de mantener el liderazgo popular, dentro o fuera del Gobierno, con sus íntimos en el trullo y su familia en el banquillo?
NotMid 01/12/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
No me gusta recurrir a las diferencias éticas o morales entre derecha e izquierda, pero a veces es inevitable. Imaginemos que Aznar, Rajoy o Feijóo, no digamos Ayuso, hubieran empezado su aventura política en un coche con otras tres personas, y que esas personas de su confianza a las que entregaron la organización del partido estuvieran en la cárcel salvo una, que ha salido de ella en libertad provisional y antes de juicio, que pinta mal. E imaginemos que esas personas fueran, en el caso de Aznar, Álvarez Cascos, Acebes y Arenas; en el de Rajoy, Soraya, Cospedal y, de nuevo, Arenas; y en el de Feijóo, Tellado, Rueda, y, naturalmente, el joven Arenas.
¿Habría fuerza humana capaz de mantener el liderazgo del PP, dentro o fuera del Gobierno, con sus íntimos en el trullo y su familia en el banquillo? Se dirá que Bárcenas, tesorero del PP, fue a la cárcel con Rajoy en el poder, y aún suena el «Luis, resiste, sé fuerte» que publicó EL MUNDO. Pero al lado de los elogios que Sánchez, sus oscargutanes y sus valkirias analfabetas han tributado a Cerdán y Ábalos antes e incluso después de ser imputados, lo de Rajoy es chicle en el zapato. La pauta ha sido la misma que con el fiscal Alvarone: inocentes hasta que se demostrase lo contrario, e incluso si se demostrase, porque habrían sido víctimas de jueces fachosos.
Era tan importante Ábalos para Sánchez que, después de meterlo en las listas electorales para aforarlo, le envió un mensaje para decirle cuánto echaba de menos su inteligente cercanía y su capacidad de análisis. Cómo no recordar que el defensor de la moción de censura contra Rajoy, porque España no podía acostumbrarse a la corrupción, fue el estadista valenciano.
Y qué decir del titán, Koldo, el gigante del socialismo navarro, que lo mismo buscaba, con su señora, prostitutas enjaezadas con la lencería favorita de Ábalos, que gestionaba con Aldama el rescate de Air Europa. Era tan fiable Koldo que a él le avisó Calviño de que los Hidalgo se estaban repartiendo beneficios antes de pedir el rescate de Air Europa, y que eso no colaba. Pero Javier Hidalgo se puso nervioso, «activó el botón nuclear», llamó a Begoña y coló.
Y cuando Cerdán, segundo de Ábalos antes de sustituirlo, embajador de Sánchez ante Otegui y Cocomocho, quiso estrenar por todo lo alto un ático que no podía pagar pero alguien pagaba, acudieron todos los del Peugeot, ahora Falcon, a brindar con champán. No veo a Mariano diciendo «¡viva el cava!», la verdad.
