El primer ministro del Reino Unido está en una situación de extrema debilidad y lo más digno es que dimita
NotMid 07/07/2022
EDITORIAL
La situación de Boris Johnson es cada día más insostenible. Todo apunta a que su final como primer ministro de Reino Unido está cerca aunque se empeñe en “seguir adelante” excusándose en los británicos y en las “circunstancias difíciles” que vive el país, como se jactó ayer en la Cámara de los Comunes. La última polémica que protagonizó, al mentir sobre el caso de Christopher Pincher -uno de los encargados de que se cumpla la disciplina de partido en los tories, acusado de tocamientos en estado de embriaguez a dos hombres en un club privado-, ha provocado una cascada de dimisiones de altos cargos de su Gobierno en menos de 24 horas. El martes fueron dos pesos pesados -los ministros de Finanzas y Salud-, y ayer les siguieron los números dos de Educación, Infancia e Interior. Pocos confían ya en el premier. Y entre la sumisión orgánica o la integridad personal y el compromiso con los ciudadanos, los ya ex miembros de su gabinete eligieron ser íntegros con el pueblo. Como dijo Sajid Javid, ministro saliente, no es posible ya seguir caminando por la cuerda floja.
El Partido Conservador vive una auténtica encrucijada. Intenta sobrevivir a duras penas a los continuos escándalos del primer ministro mientras busca a un sustituto que recupere al electorado perdido de cara a las elecciones de 2024. Aquel político populista sin escrúpulos que fichó la élite conservadora británica para sacar adelante el Brexit ha demostrado ser un irresponsable. Ha permitido fiestas masivas en Downing Street durante la pandemia del covid; ha dañado gravemente el crédito dimplomático de su país, al incumplir el Protocolo de Irlanda del Norte que Londres negoció con Bruselas; ha ignorado los derechos humanos, al deportar a Ruanda migrantes solicitantes de asilo; ha mentido a los ciudadanos con falsas promesas y discursos triunfalistas en una de las peores crisis que sufre Reino Unido -con la inflación más alta en 40 años-; y ha engañado al Parlamento con respuestas demagógicas para intentar recuperar una autoridad que perdió tras sobrevivir a la moción de confianza que impulsó un sector de los tories.
Johnson está en una situación de extrema debilidad. Se puede atrincherar si quiere en ese “mandato colosal” que dice le dieron los británicos, pero carece de apoyos, ha perdido la autoridad moral. Un líder así no tiene capacidad para legislar. Lo más digno es que dimita, por el bien de Reino Unido y de su partido.