Durante el funeral, Xi Jinping describió al ex presidente recientemente fallecido como un “un guerrero comunista” y lo elogió por “defender inquebrantablemente el gobierno del socialismo”

NotMid 07/12/2022

ASIA

Del presídium del Gran Salón del Pueblo colgaba una fotografía gigante de Jiang Zemin. Dos estandartes negros acompañaban a la imagen con dos mensajes: “Bajo el liderazgo del Comité Central del Partido Comunista, con el camarada Xi Jinping en el centro, heredaremos la voluntad del camarada Jiang Zemin e impulsaremos la gran causa del socialismo con peculiaridades chinas en la nueva era”; “El camarada Jiang Zemin, que es amado sinceramente por todo el partido, el ejército y gente de todas las nacionalidades, vivirá para siempre”.

Las sirenas resonaron a todo volumen en cada rincón del país mientras la gente guardaba tres minutos de silencio. Los mercados bursátiles de Shanghai y Shenzhen suspendieron sus operaciones, así como las actividades de entretenimiento público. China se paralizó mientras en el hemiciclo de Pekín, que acoge los grandes eventos de la élite política china, los líderes se disponían a despedir al presidente que logró sacar al país del aislamiento internacional después de que el ejército aplastara las protestas a favor de la democracia lideradas por estudiantes en la Plaza Tiananmen en 1989, al mismo tiempo que apoyó las reformas económicas que condujeron a una década de crecimiento desenfrenado.

Jiang falleció el pasado miércoles en Shanghai a los 96 años por leucemia y un fallo multiorgánico. Un día después, su cuerpo en un ataúd de vidrio fue trasladado en avión a Pekín y el lunes lo incineraron en el Cementerio Revolucionario Babaoshan tras una ceremonia en la que asistió el presidente Xi y otros altos líderes, incluido su predecesor, Hu Jintao, quien hizo su primera aparición pública desde que fuera sacado a la fuerza del escenario durante la ceremonia de clausura del congreso nacional del Partido Comunista, el pasado 22 de octubre.

Una hilera de coronas de flores enviadas por familiares y compañeros de partido ocupaba este martes el escenario principal del Gran Salón del Pueblo, junto al retrato del líder. En las filas de abajo, su viuda, Wang Yeping, sentada en una silla de ruedas, lloraba rodeada por los mandamases chinos, con el presidente Xi Jinping a la cabeza, y miles de funcionarios que no se perdieron el memorial, todos vestidos con trajes oscuros en señal de duelo.

Fue un funeral de Estado a puerta cerrada retransmitido en directo por la cadena estatal CCTV. Las banderas ondeaban a media asta en todo el país y varias avenidas de la capital cercanas a la Plaza de Tiananmen, donde se celebraba el funeral, fueron acordonadas por la policía, al igual que continuaba una alta presencia policial alrededor del río Liangma, que la semana pasada fue el epicentro de las protestas en Pekín contra la política de Covid cero.

Tras la oleada de manifestaciones por todo el país, el Gobierno chino decidió comenzar a relajar algunas de las restricciones que hasta ahora parecían inamovibles. Un guiño a los jóvenes que protagonizaron las mayores movilizaciones sociales en décadas y que, tras la muerte de Jiang, muchos recordaron con nostalgia. Una época donde había más libertad de expresión, aunque siempre limitada, que en la actual China de Xi Jinping.”

Lucas de La Cal

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