Este jueves 21 de agosto el organismo liderado por Aleksander Čeferin visitará el estadio azulgrana para examinar la evolución de las obras y comprobar si el campo cumple los requisitos para acoger los partidos de Champions
NotMid 21/08/2025
DEPORTES
Las obras del Camp Nou han pasado de ser un proyecto de futuro a un quebradero de cabeza urgente para el FC Barcelona. La fecha de su reapertura, inicialmente concebida como un hito, se ha convertido en una carrera contrarreloj donde cada hora cuenta. Con el inicio de LaLiga y, sobre todo, la inminente llegada de la Champions League, el tiempo se agota y la presión aumenta. Las obras, que alguna vez fueron un proceso planificado, ahora operan 24 horas al día, de lunes a sábado, en un esfuerzo desesperado por ganar la partida al reloj y, principalmente, por satisfacer los estrictos requisitos de la UEFA.
El organismo europeo, liderado por Aleksander Čeferin, ha puesto la lupa sobre el coliseo azulgrana. Una delegación de la UEFA inspeccionará el estadio este jueves 21 de agosto para evaluar el progreso y determinar si el campo cumple con las condiciones necesarias para albergar partidos de la competición. Esta inspección es crucial, pues el futuro inmediato del club en Europa pende de un hilo.
Un dilema deportivo y financiero
La situación del estadio no solo afecta al calendario deportivo, sino que se entrelaza de manera crítica con las finanzas del club. La demora en la finalización de las obras ha impedido al Barça recibir 100 millones de euros por la cesión de la explotación de los palcos VIP a las empresas Fortia Advisor Limited y New Era Visionary Group. Estos ingresos, vitales para sanear las cuentas del club, son la clave para cumplir con el ‘fair play’ financiero y alcanzar la ansiada regla del 1:1, que les permitiría inscribir a sus jugadores sin los apuros que sufrieron antes del inicio de la temporada.
La incertidumbre ha llevado al club a buscar soluciones creativas. Han solicitado a la UEFA jugar su primer partido de la fase de liga de la Champions como visitantes. Esto les daría un respiro de dos semanas, ya que el primer encuentro se disputará entre el 16 y el 18 de septiembre. Sin embargo, la UEFA no es conocida por su flexibilidad en estos temas, por lo que el Barça deberá esperar al sorteo del 28 de agosto para saber si la suerte está de su lado.

El laberinto del partido contra el Valencia
Si la visita de la UEFA genera nerviosismo, el partido liguero contra el Valencia no se queda atrás. Programado para los días 13 y 14 de septiembre, este encuentro representa un desafío logístico monumental. Para poder jugarlo en el Camp Nou, el club necesita recibir el Certificado de Final de Obra (CFO) y la posterior Licencia de Primera Ocupación del Ayuntamiento de Barcelona, un documento que ya ha sido denegado en tres ocasiones.
Ante esta posibilidad, el club presidido por Joan Laporta ha asegurado un plan B y ha firmado un acuerdo con Barcelona de Serveis Municipals (BSM) para utilizar el Estadi Olímpic hasta finales de febrero. Sin embargo, este plan no resuelve el problema del partido contra el Valencia, ya que el Estadi Olímpic no estará disponible. Un concierto de Post Malone la noche anterior dejará el césped en condiciones no aptas para un encuentro profesional.
En medio de este complejo escenario, el FC Barcelona se ve forzado a solicitar un cambio de fecha o a buscar un estadio alternativo para el partido contra el Valencia, un nuevo problema que se suma a la lista de desafíos que enfrenta. La situación es un reflejo de los problemas que ya experimentaron con el ‘fair play’ financiero, que les obligó a inscribir a jugadores clave en el último minuto. La directiva espera que, al igual que en esa ocasión, puedan resolver este nuevo embrollo y que el Camp Nou vuelva a ser el hogar del barcelonismo, libre de grúas y de incertidumbres.