NotMid 13/10/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Parecía que Sánchez y su Gobierno habían alcanzado su cuota máxima de disparates diplomáticos para tapar los escándalos de corrupción familiar o de partido que les estallan a diario. El asalto a la Vuelta Ciclista, la cobertura militar y el patrocinio televisivo de la flotilla de Gaza y sus huríes esferoides, cobrando por negar en la tele las violaciones de mujeres judías en la masacre que provocó la guerra, era más que suficiente, o lo parecía. Pero si hay algo capaz de superar a Sánchez son sus ministros. El Tucán de Fene rechazó el plan de paz de Trump para Gaza y, en menos de un día ofreció España para una conferencia de paz en que tratarlo, sin duda con los etarras de la Vuelta y la Flotilla a cargo de la seguridad. Tres días y Sánchez ha pasado de decirle a Feijoo: “Di-ga-ge-no-ci-di-o“, a implorar un selfi en Egipto ante la paz de Trump; con la delegación de Hamas, supongo.
Eso sería bastante, demasiado incluso, para Sánchez. Pero él siempre va más allá de lo esperado, así que le ha negado la felicitación protocolaria a María Corina Machado por el Premio Nobel de la Paz. Gesto innecesario, salvo que pasaran lista en el Cartel de los Soles o Grupo de Puebla y, si eres de la banda, como parece, debes supeditar la imagen de España a su orden. Y está claro que para ellos, el premio es una bofetada que hay que devolver.
El régimen narcoterrorista robó a los ojos del mundo las elecciones democráticas que ganó Edmundo González junto a María Corina Machado. Zapatero, el esbirro mejor pagado del cártel, el prínsipe de la Delcy que pagó en Barajas la traición de Sánchez a Guaidó y su venta a Maduro, lo chantajeó en la propia embajada española amenazando su seguridad y la de su familia para quitarlo de en medio. Ese gangsterismo de Zetapé es el de Sánchez. Desde el robo electoral y la represión posterior -miles de asesinados, torturados y presos- ocho millones de venezolanos vagan por el mundo sin más consuelo que el que, simbólicamente, han recibido con el premio. Y hasta ese consuelo les niega Sánchez, con Vinagre Sheinmbaum y el marqués de Galapagar, que, actualizando su nivel moral e intelectual, dice que María Corina “lleva muchos años queriendo dar un golpe de Estado” y la ha comparado con Hitler. El primero en cobrar de Irán y de Caracas no quiso ser el último en envilecerse. Hay mucha competencia.
Desde 2019, vía Delcy, el Gobierno español está amarrado al narco. Cuanto antes lo aceptemos, mejor entenderemos los disparates de Sánchez.