NotMid 18/07/2025
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
En esta interminable legislatura se cometieron errores escandalosos de los que se está enterando Europa. Los que más ofendieron a la opinión pública fueron la aprobación de la amnistía y la malversación, el indulto a los EREs de Andalucía, la defensa de un fiscal del Estado que lo es del Gobierno y los ataques a los jueces y a la libertad de prensa del Ejecutivo, junto a otros atropellos a la separación de poderes. Sin olvidar la Opa de un banco, la toma de empresas públicas y una corrupción macarra que nos avergüenza. Por fin la UE ha descubierto la tendencia al autoritarismo y al despotismo de un Gobierno aliado con minorías anticonstitucionales y ha empezado a intervenir, de manera discreta pero eficaz.
Europa ha desmontado uno de los desafíos al Estado democrático, que fue la aprobación de la Ley de Amnistía, cuando la legislatura sigue a las órdenes de los que atacaron la soberanía nacional; aún continúan mandando los delincuentes. La Comisión Europea ha dicho que la amnistía no protege el interés general y nace de un acuerdo político para investir a Pedro Sánchez, que causó una división profunda en la sociedad.
El separatismo siempre pierde, pero no termina nunca y sigue influyendo, a pesar de las sentencias del Tribunal Supremo y la opinión de la mayoría que exige elecciones.
El día que se aprobó la amnistía fue uno de los días más tristes de la democracia. Los diputados del PSOE durmieron en Madrid para asegurarse de que nadie faltara a la votación y saliera adelante la ley. Núñez Feijóo acusó al Gobierno de fraude. Los diputados separatistas saludaron el día como histórico. Junqueras añadió que no era el final de nada sino el principio de todo, y Míriam Nogueras amenazó con la independencia. Los socialistas dijeron que Europa había bendecido la ley, pero es mentira.
Ahora los jueces se han manifestado con sus togas contra la reforma de la carrera judicial que impulsa el Gobierno, porque afecta a la separación de poderes. Estamos ante el mayor desafío que ha sufrido el Estado democrático. Y los independentistas, que fueron derrotados, siguen comportándose como si hubieran ganado. Exigen una financiación especial para Cataluña y ventajas ofensivas en el País Vasco, mientras reclaman la Biblia en verso.