La magnitud del ascenso del líder ultra en Inglaterra, superior al que pronosticaron las encuestas, tendría que encender las alarmas en toda Europa
NotMid 04/05/2025
EDITORIAL
El resultado de la derecha populista en las elecciones locales de Inglaterra supone un severo correctivo para los laboristas y erige a Nigel Farage en alternativa a estos en un escenario marcado por el retroceso de los conservadores. El partido Reform UK ha arrebatado al centroizquierda -por solo seis votos- el escaño de la circunscripción de Runcorn y al Partido Conservador decenas de concejales, al tiempo que ha conquistado su primera alcaldía. Su avance constituye un serio revés tanto para el primer ministro británico, Keir Starmer -cuya figura se ha visto desgastada por la adopción de medidas tan necesarias como impopulares-, como para los tories, que siguen desnortados tras su salida de Downing Street en 2024.
Aupado por el auge de las corrientes iliberales a un lado y otro del Atlántico, especialmente, desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el dirigente que hizo bandera del Brexit y el rechazo a la inmigración consolida su posición como alternativa al laborismo frente a unos conservadores sumidos en una profunda crisis orgánica e ideológica. El propio Farage se ha proclamado líder de la oposición tras doblar el pulso a las formaciones tradicionales en las urnas. Aunque resulta precipitado extrapolar los resultados de los comicios locales a unas generales, es evidente que el dirigente ultra ha propinado un golpe al tablero político en Inglaterra.
La magnitud del ascenso de Farage, superior al que pronosticaron las encuestas, tendría que encender las alarmas en toda Europa.