El niño de Vallecas casado con una enfermera que guía a la cumbre a la selección femenina de fútbol. “Lo más difícil de Jorge no es ganar un Mundial. Lo más difícil es haber aguantado todo lo que ha aguantado”, dice de él un amigo
NotMid 20/08/2023
DEPORTES
Vilda ha soportado todo. Un golpe de Estado, el llanto, el odio hacia él, pura “injusticia” (en sus palabras). Su resiliencia es inolvidable… Incluso ha necesitado “ayuda psicológica externa”, pero lo ha conseguido, ha conseguido hacer historia. La selección de fútbol femenino nos lleva ventaja hoy en el despertar. En Sídney son ocho horas más que en España y Jorge Vilda, el superviviente supersticioso, ya ha empezado el día con el pie derecho, el mismo que primero pisará el suelo al bajarse del autobús que lo lleve al Stadium Australia de Sídney y el mismo con el que entrará al campo. El míster también repetirá algún atuendo con el que haya disfrutado de la victoria en el pasado. Todo lo hará, como dijo en una rueda de prensa, “no por superstición, sino por si acaso”.
Cualquier previsión para atraer la buena suerte será bienvenida porque es un momento trascendental para el fútbol femenino: “histórico”, como repiten portadas y portadas. Es la primera vez que España disputa la final de un Mundial femenino y es la consagración a lo grande de Vilda, tras insultos y agravios, tras soportarlo todo, incluido -recalcan en su entorno- un golpe de Estado. “Lo más difícil de Jorge no es ganar un Mundial. Lo más difícil es haber aguantado todo lo que ha aguantado”, sentencia el entrenador Antonio Contreras, uno de los sabios del fútbol femenino, quien puede presumir de haber preparado a estrellas como Alexia Putellas y Jenni Hermoso.
Eso que ha aguantado Vilda se remonta a casi un año atrás, cuando empezó la polémica de las 15 jugadoras que renunciaron a la selección alegando que vivían situaciones que afectaban su “estado emocional y personal”. A su vez, también culparon de forma indirecta a su entrenador por los malos resultados en la Eurocopa 2022, donde cayeron en cuartos de final ante Inglaterra, exigiendo un cambio en los métodos de entrenamiento. Justo esa misma Inglaterra contra la que se juega hoy el Mundial. Una revancha completa.
En ese momento Jorge Vilda no vio la dimisión como una opción, “por lo injusto y por todo lo que hemos creado en el pasado. Por la energía y la fuerza que tengo para seguir”, como aseguró. El seleccionador resistió, pero no fue sencillo. Una persona cercana a su entorno cuenta a Crónica que él “ha pasado meses que no han sido fáciles. No se merece todo lo que ha ocurrido. Espero que se le haga justicia”. Porque, además de las 15, llegó a tener a gran parte del país en contra, aficionados y medios de comunicación incluidos. Pero siguió resiliente.
Afrontó las críticas “con mucha entereza”, señala la misma fuente que describe a Vilda como “muy trabajador, profesional, una persona muy cariñosa, válida en todos los sentidos, incluyendo el trato humano”. Contreras comparte que su colega “ha sido muy fuerte, aunque seguro habrá llorado mucho”. Para reponerse, además de apoyarse en su padre, en su mujer -enfermera de profesión y oficio- y en sus dos hijos -un niño y una niña- y en el resto de su familia, se ha afianzado en su amor por este deporte.
La pasión por el fútbol la heredó de su padre Ángel Vilda, ex preparador físico del Barça de Cruyff. El pequeño Jorge también fue jugador hasta que una lesión frenó su carrera. Crónica visita el barrio de Santa Eugenia, ubicado en el distrito de Vallecas (Madrid) para recorrer las calles donde creció y aprendió del balón y la vida. Los vecinos saben quién es Ángel Vilda y saben también quién es su hijo, el vecino que hoy busca la gloria definitiva. De la familia Vilda se escuchan sólo comentarios positivos.
Jorge, recalcan sus allegados, se crió con el mejor ejemplo: la modestia paterna. El padre, Ángel Vilda, “a pesar de que era preparador físico del Atleti o del Barça y tenía un caché muy importante, no fardaba de nada. Era muy humilde”, recuerda Aurelio, dueño del restaurante El jardín de Baco y quien lleva 43 años en el barrio. Aurelio hace muchos años trabajaba en el mercado situado a pocos metros del edificio de los Vilda y era el repartidor de las bolsas con la compra. El popular barrio, relata Aurelio, se creó en los 70 con una empresa constructora que venía de Burgos. “Por eso las calles tienen nombres de pueblos de Burgos: Virgen de las Viñas, Zazuar, Fuentespina…”.
NADA PUEDE SER PEOR
El entrenador criado en Vallecas ya ha superado el mayor reto de su carrera y está preparado para hacer frente a lo que sea. Él mismo es consciente de ello y así lo dijo en una reciente entrevista con Rtve: “Después de todo lo pasado, cualquier situación de un partido, de una derrota o de una final… Ya he tenido elementos desestabilizadores bastante fuertes y con la ayuda de la familia… con la ayuda psicológica externa que he tenido, te das cuenta de que al final lo importante es tener la mente clara”. Para intentar evadirse de la presión a la que está sometido, el míster recurre al ejercicio para estar “mejor mentalmente”.
¿Cómo Jorge ha podido superar este año en el que ha sido muy odiado y poco aclamado? Antonio Contreras, quien lleva 20 años conociendo al seleccionador, opina que Jorge “se ha encerrado en su burbuja, ha delegado en su gente de confianza, ha sabido dar un pasito al lado y escuchar y eso le ha ayudado… En un club no hubiese aguantado, en un club estás en la calle porque es más fácil echar a uno que echar a 14… Las cosas cambian y no siempre gana la mayoría”. Y concluye: “Valoro y aprecio muchísimo a Jorge. Y por poner alguna pega: que se afeite, cojones (risas), a no ser que sea una promesa o tenga la barba por superstición”.
El viernes, a dos días de la gran final, a las 10:45 de la mañana en España, y a las 18:45 de la tarde en Sídney, un respetuoso Jorge Vilda se toma un tiempo, en medio del ajetreo deportivo y mediático, para responder un mensaje de Crónica. Al preguntarle qué nos diría después de todo lo que pasó, de lo vivido y de su resiliencia, responde con una frase escueta, pero poderosa: “Ahora a ganar la final”. Es palabra de quien, gane o pierda, ya venció a todos… y a todas.
Agencias