NotMid 27/07/2022
DEPORTES
El partido empezó con 36 grados en el Cotton Bowl y, sin embargo, una actividad frenética. El Barça salió hambriento, mordiendo a la Juve. Lewandowski y Aubameyang, que compartieron delantera en una demostración de las múltiples combinaciones que Xavi puede hacer en ataque, se acercaron al gol, pero sus dos disparos se marcharon fuera. El polaco, fuera de ritmo y asfixiado por el calor tejano, se apagó muy pronto. La Juventus estuvo un cuarto de hora sin pasar del centro del campo, pero Di María enchufó a la Vecchia Signora. Verdugo tantas veces del Barça, se filtró en la mediapunta como en aquella noche fatídica del 4-0 en París; y, camino de sus 35 años, fue una pesadilla durante un buen rato para la defensa del Barça. El Fideo disparó a portería, repartió juego y se apoyó en paredes con Cuadrado.
Cuando más parecía haber desaparecido el Barça del partido, y después de un parón para atender a Christensen y Kean después de un choque en otra jugada de Di María; y con Sergi Roberto sustituido por Dest después de un pisotón del colombiano Cuadrado (luego el club aseguró que el cambio estaba pactado), empezó el show de Dembélé, que marcó dos golazos en seis minutos. El primero, con la derecha después de uno de sus clásicos zigzagueos. El segundo, con la izquierda después de aprovechar una desaplicación de Cuadrado y de burlar a Locatelli. El francés festejó sus goles haciéndose el dormido. Seguramente, una celebración con mensaje. O, quién sabe, un reconocimiento en Estados Unidos al famoso night-night de Stephen Curry, reconocido culé. En medio de los dos goles del Mosquito había empatado Kean. Los interiores del Barça (Kessié es un tiro rompiendo líneas y hacia delante pero pierde en ocasiones el sitio) concedieron demasiados espacios y las transiciones bianconeras se multiplicaron toda la primera parte, que terminó con Dembélé y Di María intercambiándose las camisetas y Xavi hablando brevemente con el Fideo. Quién sabe si el último tren del Barça pasó para un jugador que es un demonio.
El Barça, ya con De Jong en el campo, otra vez como central izquierdo, siguió sufriendo atrás. Blando en su área, permitió otra irrupción de Kean, que empató a dos en otra acción iniciada por el inevitable Di María. Cuadrado estuvo a punto de hacer el 2-3 y, antes de irse, Lewandowski dio sus últimas noticias con otro cabezazo alto. El polaco tendrá que esperar para estrenarse con el Barça.
Llegados al minuto 60, empezó otro mini-partido con el carrusel de cambios. También dejó detalles bellos. En un espacio de diez segundos, Raphinha estrelló una falta en el larguero con esa zurda diabólica; y Ansu, en la acción posterior, disparó a lo Baggio o Del Piero, recordarían los seguidores juventinos, también contra la madera. Gavi, que empieza a soltarse también en ataque, protagonizó una bellísima arrancada también que acabó con un disparo al borde del área que detuvo Perin. A Ansu, por cierto, se le quedó corta la media hora de juego que le dio Xavi. Además del remate al larguero, forzó una falta y estuvo un par de veces en posiciones de remate (una se la robó Lewandowski). El de Bissau empieza a crecer. Pero Xavi quería dar minutos a todos (Abde, Collado, Casadó…). El Barça se pudo llevar el partido casi sobre la hora con una conexión eléctrica Torre-Gavi, pero Perin salvó el partido. La magia, y el gol, se los había llevado Dembélé…
Agencias