NotMid 06/10/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Durante la dictadura de Franco, el primer instrumento de represión era la Brigada Político Social (BPS) que espiaba y detenía a los desafectos al régimen, pertenecieran a partidos clandestinos, básicamente, el PCE y, en los 70, a los maoístas contrarios a la política de Reconciliación Nacional por «revisionista». Lo era. El PCE pudo pactar la Transición con Suárez y el Movimiento porque las bases asumían esa línea desde el XX Congreso. Viendo el comunismo de hoy, el de Iglesias asumido por Sánchez, queda claro que han acabado ganando el FRAP o la ETA.
Todas las dictaduras se parecen y Sánchez está armando su policía política, la Brigada Político-Fiscal, para desprestigiar a sus opositores denunciándolos por no pagar impuestos o filtrando sus declaraciones, o abriéndoles en los medios un expediente por fraude, que, aunque años después se cierre sin delito, habrá destrozado la vida de esas personas.
El terror fiscal para escarnio social lo inauguraron con Lola Flores dos condenados luego por corrupción, Borrell y Maleni Alvarez. Con Rajoy, lo usó contra sus enemigos dentro del PP el torvo Montoro, quien filtró la declaración de Esperanza Aguirre, plenamente legal pero abultada, y le costó la Alcaldía de Madrid; o datos de la familia del ministro José Manuel Soria, también legales pero letales para un notorio antisorayo. También detuvo Montoro a Rodrigo Rato diez minutos, para el Telediario, como los que abrió Lola Flores durante meses.
Pero Sánchez viene para quedarse. La Asociación de Inspectores de Hacienda denuncia la creación de una suerte de Agencia Tributaria paralela a partir del sindicato podemita de Técnicos de Hacienda, que serán inspectores saltándose ilegalmente dos pruebas y con puestos reservados. Como le deberán cargo y sueldo, harán, muy a gusto, lo que Sánchez pida. Ya sucede con los fiscales y jueces contra la democracia, pocos y de bajo nivel, promovidos con criterios ideológicos.
El siglo XXI trae dictaduras mediáticas, de linchamiento personal y cancelación social. El Getafe borrará de su campo el nombre de Alfonso Pérez por decir lo que piensa del fútbol femenino. Calentón de la alcaldesa de «Apaga la tele y enciende tu clítoris». Si el club llega a tener dignidad y se hubiese negado a jugar en el coliseo desbautizado, mandan a la Brigada Político-Fiscal, y a Segunda.