La región celebra este 2026 una maratón de relevantes comicios mientras el devenir de Venezuela estará ligado a los pasos de EEUU
NotMid 31/12/2025
IberoAmérica
Una nueva era ha comenzado al sur del Río Bravo. Desde el Caribe hasta la Tierra del Fuego, América Latina regresa a la “primera división” del mapa geopolítico tras décadas como actor secundario. El primer capítulo del “efecto Trump” ya es una realidad estadística: si hace un año el mundo contaba por miles a los migrantes que arriesgaban la vida en la selva del Darién, hoy la cifra que domina la agenda es la de los miles de deportados que fluyen del norte hacia el sur.
El Caribe y el cerco a Maduro
El segundo capítulo se escribe en aguas caribeñas. El despliegue de una fuerza naval sin precedentes tiene un objetivo dual: combatir el narcotráfico y asfixiar a Nicolás Maduro. 2026 comienza con un bloqueo férreo contra los “petroleros fantasma”, vitales para la economía sumergida de la revolución. En este tablero, los venezolanos y su Nobel de la Paz, María Corina Machado, mantienen viva la esperanza de recuperar la democracia en un país exhausto.
La estrategia continental de Trump exige aliados. En 2025, la izquierda crítica con Washington sufrió una debacle electoral en Ecuador, Bolivia, Honduras y Chile, además de las legislativas argentinas. Sin embargo, 2026 promete duelos más cerrados.
El gigante brasileño y el factor Bolsonaro
A sus 80 años, Lula da Silva busca una cuarta reelección en Brasil. Tras la inhabilitación de Jair Bolsonaro, el testigo ha pasado a su hijo mayor, Flavio Bolsonaro, líder del Partido Liberal (PL). Estos comicios de octubre son la última gran muralla para la “Patria Grande”. Los Bolsonaro cuentan con el respaldo explícito de una Casa Blanca que ya demostró su capacidad de influencia en las victorias de Argentina y Honduras.
En contraste, el “viento de cola” de Washington no fue el factor decisivo para Daniel Noboa en su referéndum constituyente, ni para los triunfos de José Antonio Kast en Chile o Rodrigo Paz en Bolivia, donde el cambio de ciclo parecía inevitable por el desgaste interno.
El laberinto andino y el reto centroamericano
Colombia y Perú presentan escenarios enrevesados. Gustavo Petro, enemigo declarado de Trump, apuesta por el senador Iván Cepeda para mantener el poder del Pacto Histórico frente a una derecha que busca reagruparse en primarias. En Perú, el panorama es un caleidoscopio: con Pedro Castillo en prisión tras su fallido autogolpe, los favoritos oscilan entre el populismo de derecha de Rafael López-Aliaga y el arraigo de Keiko Fujimori.
Incluso las democracias más estables, como Costa Rica, no son inmunes. El país elegirá presidente tras la tormenta política de Rodrigo Chaves, quien evitó el desafuero por apenas tres votos. Su heredera, Laura Fernández, lidera las encuestas bajo la bandera del “rodriguismo”, enfrentándose a una oposición fragmentada que va desde el progresismo de Ariel Robles hasta el exministro Álvaro Ramos.
Haití: La gran incógnita del verano
Si hay una cita electoral envuelta en incertidumbre, es la de Haití. “Hay mucha presión para que EE. UU. renueve el Acta Hope Help para la industria textil, pero el camino hacia las urnas es ciego”, advierte el analista Mario Dávalos. Con las bandas criminales controlando el 70% de Puerto Príncipe y un Consejo Presidencial de Transición debilitado, la intervención militar y las elecciones parecen dos caras de una misma moneda difícil de acuñar.
¿El fin de las décadas perdidas?
El 2026 se presenta como un año de retos colosales: desde la guerra contra el narco que desangra a Ecuador hasta la lucha contra una inflación persistente. “América Latina crece si el mundo crece, y especialmente si EE. UU. crece”, resume el economista José Noguera. El éxito de líderes como Kast en Chile o la consolidación de las reformas de Milei en Argentina dependerá de su capacidad para atraer inversión en sociedades profundamente polarizadas. Es la hora de comprobar si, finalmente, la región puede dejar atrás el estigma de las “décadas perdidas”
Agencias
