Si Feijóo hubiese acordado la renovación del CGPJ y del TC en el contexto en que se induce a la tramitación de la revisión a la baja del delito de sedición hubiese quedado atrapado en la añagaza de Moncloa

NotMid 29/10/2022

OPINIÓN

JAVIER REDONDO

Resultó sospechoso que el Gobierno instara a sus terminales a avanzar apresuradas la inmediatez del pacto por la renovación de los órganos judiciales y promover aceleradamente un estado de ánimo inclinado a su irreversibilidad. Pero todavía lo es más que al mismo tiempo -captar el instante es una virtud- algunos ministros de Sánchez lanzaran un desafío al propio acuerdo adelantando las intenciones del Ejecutivo de rebajar las penas por sedición. Para que pareciese una mera reflexión doctrinal y no una ratonera para Feijóo, el Gobierno deslizó una falsedad: que carecía de mayoría suficiente en las Cortes para aprobar su propuesta; como si ERC y Bildu no fuesen aliados estructurales de Sánchez.

La maniobra estuvo a punto de salir y el engaño de consumarse. Si Feijóo hubiese acordado la renovación del CGPJ y del TC en el contexto y momento en que se induce a la tramitación de la revisión a la baja del delito de sedición -en la práctica consiste en suprimirlo- hubiese quedado atrapado en la narrativa y añagaza que perfilaba el aparato de propaganda de Moncloa: mostrar que Feijóo aceptaba por omisión la «desjudicialización» de los procésFeijóo pretendió mantener separadas las dos cuestiones; pero no era posible: Sánchez las necesitaba juntas para arrinconar a Feijóo, que no podía permitirse incurrir en la contradicción de pactar unos nombres para el TC y CGPJ con el argumento de fortalecer el Estado de Derecho y permanecer inactivo mientras se debilita delante de sus narices.

La rebaja de la sedición supondría equipararla a meros desórdenes públicos y resistencia a la autoridad, aparte de suprimir la inhabilitación -reducida al tiempo que durase el procedimiento judicial-. Proclamar la independencia carecería de efectos penales y, aunque constituyese una «ensoñación», las leyes desarrolladas con base en los aspectos declarativos serán revisadas por el TC presidido por Conde Pumpido. La primera aspiración del neoprocés consiste en recuperar tres apaños y trampantojos que el TC tumbó del Estatuto catalán de 2005: la consideración de Cataluña como nación, que Cataluña se declaraba soberana para fijar las inversiones del Estado en la región y un Poder Judicial propio para Cataluña.

No extraña ni parece casual que Guerra titule el único capítulo de La España en la que creo en el que cita sin entusiasmo y con recelo a Sánchez: «La democracia indefensa». El misterio pendiente de resolver es por qué Sánchez no le desmintió a Feijóo sus intenciones por teléfono. Si total, cada día tiene su afán.

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