Los miembros de la comunidad OSINT analizan todas las imágenes publicadas para determinar la geolocalización y trayectoria de un proyectil que sufrió algún tipo de detonación interna y cuyos restos se precipitaron sobre el centro médico
NotMid 18/10/2023
MUNDO
La propaganda y la manipulación son armas recurrentes desde las guerras del Peloponeso. Todos los ejércitos dedican una enorme cantidad de recursos para crear relatos que justifiquen la llamada a las armas, agranden sus propias victorias, minimicen sus derrotas, motiven a los sacrificados civiles, deshumanicen al enemigo y le culpen de sus propios desmanes. No cuenta la verdad, sino de la victoria.
Este martes vivimos, con el drama del hospital anglicano de Gaza, el último capítulo de esta guerra informativa. Los cuerpos de los muertos estaban aún calientes cuando Hamas habló ya de 500 muertos por un bombardeo israelí en el patio del centro médico donde se habían refugiado «5.000 desplazados palestinos» siempre según esas mismas fuentes. Cualquier equipo experto en armas y explosivos habría tardado semanas en determinar la autoría, pero en unos minutos ya había culpables. La emoción y las redes sociales, sobre todo los perfiles de líderes políticos de uno y otro color, expandieron la narrativa.
Israel reaccionó minutos después con un mensaje en el que negaba su autoría y responsabilizaba de la tragedia a un cohete de la Yihad Islámica que sufrió un fallo en el lanzamiento. En ese mensaje de la red social X incluyeron un vídeo que probaba, supuestamente, la trayectoria de ese proyectil hacia el hospital. Luego tuvieron que editarlo porque la grabación no se correspondía, por 40 minutos de diferencia, con el ataque, que se produjo a las 18:59 hora de Gaza.
Ayer, Israel publicó una supuesta conversación de dos miembros de Hamas en la que se admite que el misil es suyo y no pertenece al enemigo. Pero nadie ha podido verificar esa fuente de forma independiente. En The New York Times, medio habitual de filtraciones de inteligencia de EEUU, Washington aseguró que se trataba de un cohete de Hamas o de Yihad Islámica tras haber comprobado sus imágenes de satélite por infrarrojos.
¿Cuál fue el papel de la prensa en este caso? Hamas no es precisamente un ejemplo de libertad de prensa en la zona que controla, pero Israel, por su parte, no permite en estos momentos el acceso a Gaza de medios internacionales. En ambos casos la censura es tangible. Es decir, tan sólo podemos fiarnos de aquellos que ya estaban dentro y que tienen el permiso del grupo salafista para operar en su interior.
MANIPULACIONES
¿Son fiables las fuentes de uno y otro bando? Esto es una guerra y mentir es gratis. Hamas es un grupo que usa tácticas terroristas para eliminar a civiles israelíes. La verdad no significa nada en su escala de valores. Por su parte, Israel también tiene un largo historial de manipulaciones: basta recordar, como ejemplo, el bombardeo de una escuela de la UNRWA en Beit Hanoun (año 2014), negado por Israel. Una investigación independiente de Naciones Unidas demostró después que aquel ataque, y otros similares a otros centros educativos, eran de autoría israelí.
En este punto, ¿de quién puede uno fiarse? Ayer, mientras medio mundo gritaba contra el otro medio, un grupo de internautas, a veces agrupados y otras de forma individual, con un simple ordenador como herramienta, dejaron la emoción al margen y se pusieron a analizar todas las imágenes distribuidas por unos y por otros para tratar de sacar conclusiones tangibles al margen de las interesadas versiones oficiales. El trabajo de las principales cuentas OSINT (Open Source Intelligence o Inteligencia de fuentes abiertas) son interesantes): el directo de Al Jazeera muestra varios lanzamientos de cohetes por parte de las milicias palestinas desde un punto cercano y geolocalizable en los instantes previos al impacto.
Por ejemplo, la cuenta Geoconfirmed, esencial en la monitorización de los avances y ataques contra la población civil en la guerra de Ucrania, tan sólo geolocaliza la lanzadera, en el interior de la ciudad de Gaza (algo que Hamas niega), la trayectoria del misil, que sufre algún tipo de explosión en el ascenso, y la caída posterior de los restos sobre el hospital sin que el proyectil haya llegado a la cúpula de acero israelí. Por tanto, no fue derribado, sino que pudo caer por un fallo interno.
UN CRÁTER PEQUEÑO
La cuenta OSINTtechnical analiza la ausencia de un gran cráter en el patio del colegio, algo que sí hubiera existido en el caso de haber sido una bomba israelí JDAM como las miles que la lanzado estos días sobre la Franja, que han provocado muchas víctimas civiles. Según el análisis de Bellingcat, “el cráter de 30 centímetros no parece consistente con la teoría de una bomba israelí de 500, 1.000 o 2.000 libras de peso”
La mayoría de estos canales insisten en que no poseen la verdad absoluta al 100%, como apunta Geoconfirmed, sino que se limitan a analizar las evidencias que tienen delante y sacar conclusiones basadas en ellas.
El ataque, que parece más fruto de la deflagración del combustible de un cohete que de una bomba aérea, afectó a unos 12 vehículos y a un número indeterminado de civiles. Otras cuentas insisten en que se han visto de 20 a 40 cuerpos en la rueda de prensa que ofreció el personal médico del hospital. Un muerto civil ya hubiera sido insoportable, y más dentro de un centro sanitario, pero no se han visto ni 100, ni 200, ni 500 cuerpos como dijo Hamas. Quizá existan, pero aún no está verificado. Bajo censura, la verdad es escurridiza y lo que interesa es la victoria.
Agencias