Desde 2010 se han producido 17 ataques con cuchillos en colegios o universidades. Los expertos denuncian un problema sin resolver: el estigma que rodea a las enfermedades mentales
NotMid 11/07/2023
ASIA
Armado con un cuchillo, un hombre de 25 años entró ayer en una guardería en Lianjiang y en cuestión de minutos mató a seis personas: tres niños, dos padres y un profesor. El atacante, al que la policía identificó con el apodo de Wu, fue detenido. El escueto comunicado de las fuerzas del orden no daba más datos sobre los motivos del agresor o la identidad de las víctimas. En las imágenes compartidas por medios locales y en redes sociales aparecían tres cuerpos tendidos sobre el asfalto muy cerca de la escuela infantil, ubicada en una ciudad hogar de 1,8 millones de personas. Pero en un país como China, donde el control de los medios de comunicación es habitual, la ley del silencio no tardó en imponerse.
Si uno entraba por ejemplo en la web de China Daily, uno de los periódicos controlados por el gobierno, el apuñalamiento era difícil de encontrar, después de estos temas destacados: las declaraciones de Xi Jinping sobre Taiwan, la ola de calor en gran parte del país o un foro sobre cómo luchar contra la contaminación. La noticia del terrible suceso destacaba la actuación de la policía y el arresto del sospechoso, pero no mencionaba que tres de las víctimas eran niños ni que los apuñalamientos en China han dejado de ser algo extraño en los últimos años.
El país, donde están prohibidas las armas de fuego, ha sufrido un incremento de los ataques con explosivos – a menudo, de fabricación casera – y, sobre todo, con cuchillo. Según un recuento de la BBC, desde 2010 se han producido al menos 17 apuñalamientos en escuelas y universidades. Diez de ellos tuvieron lugar entre 2018 y 2023. En agosto de 2022, un asaltante irrumpió en una guardería en la provincia de Jiangxi y mató a tres personas. En abril de 2021, otros dos niños murieron (y cerca de 20 resultaron heridos) en otro incidente similar al sur del país. Pero el año más trágico fue 2010. En marzo, un hombre -que más tarde fue condenado a la pena capital- mató a 9 niños en un colegio de Nanping. En los meses siguientes, varios ataques en escuelas infantiles, sin relación entre sí, elevaron la cifra de niños muertos a 19.
ATAQUES POR VENGANZA O RENCOR
La agencia Associated Press apuntaba que, según un testigo citado por el medio local Dafeng News, el hijo del sospechoso había sido atropellado por el coche de una de las víctimas. En la mayoría de los casos, los perpetradores son hombres que arrastran enfermedades mentales, actúan por rencor o por venganza. Los expertos apuntan además a factores de estrés social como el desempleo, que agudizan ese sentimiento. Y todo ello no hace sino señalar uno de los grandes problemas sin resolver en el país asiático: los escasos recursos de salud mental.
“La salud mental se ha descuidado durante mucho tiempo en China, en parte debido a un estigma cultural profundamente arraigado. Hablar de salud mental sigue siendo un tabú entre muchas comunidades. El confucianismo enfatiza el logro de la armonía personal y social. Las personas con trastornos mentales a menudo son percibidas como incapaces de cumplir ese ideal”. Era la principal hipótesis de un estudio publicado en la revista médica The Lancet en junio de 2022 sobre la salud mental después de los confinamientos prolongados de China por la pandemia. El documento afirmaba que las estrictas restricciones decretadas por el Gobierno durante el Covid habían “exacerbado la ya de por sí frágil salud mental de muchos chinos”.
Más allá de los centros educativos, en 2021, seis personas murieron y otras 14 resultaron heridas después de que un hombre empezara a apuñalar a los transeúntes en una calle comercial en la ciudad de Anqing, al este de China. La policía dijo que el sospechoso, veinteañero, “quería desahogar su ira por los problemas familiares y el pesimismo“. Meses antes, en diciembre de 2020, un hombre mató a puñaladas a siete personas en Kaiyuan. Los medios chinos informaron de que el agresor quería mostrar su “enfado con la sociedad” tras un reciente divorcio. Un último ejemplo: en 2019, a plena luz del día, en Nanchang, una mujer que caminaba con dos amigas fue apuñalada por detrás por un desconocido. Las amigas de la mujer fueron incapaces de hacer nada, conmocionadas por la violencia.
Mientras las autoridades chinas tratan de borrar los comentarios sobre asesinatos en línea, no sólo para evitar las críticas políticas sino por el miedo a provocar un efecto contagio, ayer algunos usuarios se atrevían a criticar una cierta ceguera entre la población china. Una sociedad algo apática, anestesiada. En la memoria del país está Wang Yue, una niña de dos años que fue atropellada en 2011 en una calle de Foshan. Hasta 18 transeúntes pasaron de largo mientras la pequeña se apagaba, ensangrentada, sobre el asfalto. Una limpiadora acabó cogiendo en brazos aquel cuerpo diminuto y llevándola al hospital, donde murió ocho días después. La historia se ha utilizado a menudo como ejemplo de una supuesta falta de valores morales en la sociedad china.
Sin embargo, ayer la noticia del apuñalamiento en la guardería acumulaba millones de visitas y era lo más comentado en Weibo, el Twitter chino. “Por favor, ¡pena de muerte! Los que apuntan con un cuchillo a los niños son la escoria de la ciudad, merecen el castigo más brutal”, pedía uno de los comentarios recogido por ‘The Guardian’. En 2019, el ministerio de Educación reclamó a todas las escuelas del país que reforzaran su seguridad para impedir a posibles atacantes acceder a los recintos. Pero los ataques continúan.
Agencias