En la noche del decimoquinto día del séptimo mes del calendario lunisolar se celebra una antigua tradición para honrar a los antepasados
NotMid 31/08/2023
ASIA
Los fantasmas de China tienen hambre. El reino del cielo y del inframundo se abrieron a principios de agosto, acompañando a una ola de calor extremo que después dio paso a unas inundaciones inauditas en el norte del gigante asiático. Desde entonces, los fantasmas han estado vagando por la Tierra atormentando a los vivos, esperando al día señalado en el calendario lunisolar para saciar al fin su voraz apetito y poder regresar al reino de los muertos al que pertenecen.
Este agosto, siguiendo una arraigada tradición taoísta y budista, ha sido el mes de los espíritus errantes. Como tal, existe un decálogo de cosas que no hay que hacer bajo ningún concepto: se cree que los espíritus viven dentro de los paraguas, por lo que no debes abrirlos dentro de casa. Tampoco es recomendable pararse por la noche debajo de un árbol o de una parada de autobús, ni caminar demasiado cerca de una pared o adentrarse a rincones oscuros.
Nunca hay que dejar las pantuflas apuntando hacia la cama porque eso significa que estás invitando a un espíritu maligno para que se una a ti. Se considera que de los hombros surgen llamas invisibles que ayudan a alejar a los espíritus, por lo que no debes tocar a nadie en el hombro durante este mes porque apagarás esas llamas. Evita silbar o cantar en la calle durante la noche para no llamar la atención de los espíritus. Y ni se te ocurra colgar la ropa afuera si no es a plena luz del día, ya que los espíritus se la probarán y, cuando esté seca, los meterás dentro de casa.
Hay muchos chinos supersticiosos, sobre todo los ancianos de las zonas más rurales, que llevan todo el mes cumpliendo a rajatabla estas normas. La buena noticia es que este miércoles por la noche pudieron liberarse. En la noche del decimoquinto día del séptimo mes del calendario lunisolar (que este año cayó el 30 de agosto), en China y en otras partes del este de Asia se celebra el Festival de los Fantasmas Hambrientos, una antigua tradición para honrar a los antepasados en la que muchas familias celebran rituales para devolver al inframundo a esos espíritus.
Hay algunas abuelas que cocinan delicias tradicionales para los muertos y que luego las queman en una hoguera en la calle. Otras preparan banquetes para toda la familia, dejando siempre unas cuantas sillas libres para los espíritus porque, después de unas semanas en las que han estado muy activos aterrorizando a los chinos, se cree que deben estar hambrientos.
Hay familias que queman billetes falsos o incluso artículos de lujo (relojes, colgantes de oro, anillos, el último IPhone…) que han comprado para la ocasión. Hay quienes representan óperas tradicionales en improvisados escenarios de bambú para despedir a los muertos. Otros colocan tablillas ancestrales, pinturas y fotografías antiguas sobre una mesa y queman incienso. También cuelgan farolillos para iluminar a los espíritus el camino de vuelta a casa o hacen barcos de madera, igualmente iluminados con los faroles, que luego lanzan al río para que los fantasmas los sigan.
China cierra con una de sus tradiciones ancestrales un mes de agosto bastante agitado por las sacudidas del clima extremo, los desbarajustes en la cúpula política de Pekín y el desplome de la recuperación económica. La superpotencia abre un nuevo curso con la esperanza de que sus muchos fantasmas permanezcan encerrados y que, si hay tormenta, pues que el pueblo pueda refugiarse bajo los frondosos árboles sin miedo a que estos se les caigan también encima.
Agencias