¿Qué clase de beneficio puede obtener nuestro país enemistándose hoy con el principal competidor de Rusia en el suministro de gas a Europa Occidental?
NotMid 21/03/2022
OPINIÓN
l Reino de Marruecos nos envía menas; la República de Argelia, gas. Pese a ello, el Gobierno de España parece haberse inclinado, y de modo definitivo, por congraciarse con el primero de esos dos exportadores de materias primas. El Sáhara Occidental, uno de los diecisiete territorios dispersos por todo el planeta que todavía a día de hoy integran la lista del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, constituye el origen último de esa desavenencia diplomática a tres bandas. Trátase, por lo demás, de diecisiete lugares del Cosmos a los que, al margen de lo que opine al respecto Pedro Sánchez Castejón, el Derecho Internacional les reconoce la capacidad jurídica para decidir por sí mismos su futuro nacional a través de la vía formal de los referéndums de autodeterminación. Algo, la legitimación legal a fin de elegir libremente su destino, que en absoluto va a cambiar a partir de ahora por el hecho de que España, la potencia colonial empeñada en desentenderse de sus obligaciones, se incline por alinearse con la causa del Estado ocupante de un espacio ajeno.
El Tribunal Internacional de La Haya estableció de forma clara la inexistencia de vínculos políticos entre las sucesivas autoridades marroquíes del periodo temporal previo a la colonización española y los saharauis
Un dominio ilegítimo, el que viene ejerciendo la monarquía alauí sobre el suelo y el subsuelo -sobre todo, el subsuelo- del Sáhara Occidental desde 1975, que las propias autoridades de Marruecos se encargaron de ratificar de modo expreso. Fue tras pedir Hasán II, poco antes de la muerte de Franco y frente el temor de que España llegase a convocar el referéndum que hubiera satisfecho el mandato tantas veces reiterado de las Naciones Unidas, que el Tribunal Internacional de La Haya se pronunciase sobre su reclamación. El afán de Marruecos al demandar aquel pronunciamiento era puramente dilatorio, pero el dictamen posterior del Tribunal vino a establecer de modo imparcial, y en línea con la postura oficial de las Naciones Unidas, que jamás a lo largo de la historia había existido relación alguna de dependencia política entre el territorio objeto de discordia y Marruecos; en consecuencia, el veredicto estableció de forma clara la inexistencia de vínculos políticos entre las sucesivas autoridades marroquíes del periodo temporal previo a la colonización española y los saharauis. Fue el detonante de la invasión.
El 6 de noviembre de 1975 decenas de miles de integrantes de la Marcha Verde cruzan la línea fronteriza que delimita el territorio del Sáhara bajo soberanía española. Dos semanas antes, el 25 de octubre, el Obispo de Zaragoza se había dirigido al Palacio de El Pardo con urgencia para administrar la extremaunción al general Franco. El 3 de noviembre ya había entrado en coma. El 12 de noviembre, con el dictador agonizando en una cama hospitalaria de La Paz, se convoca en Madrid una conferencia tripartita de urgencia entre España, Marruecos y Mauritania, todo ello a instancias de la Secretaría de Estado en Washington, para, contra el criterio establecido por todas las resoluciones de las Naciones Unidas, proceder al reparto entre esos dos países de aquel territorio africano bajo administración española. España cede entonces, siempre a título gratuito, 200.000 kilómetros cuadrados a Marruecos, un área geográfica que incluye las minas de fosfato más importantes del mundo y la costa marítima a la que está adscrito el pleno dominio de uno de los caladeros pesqueros más ricos del planeta, amén de ingentes reservas todavía sin explotar de, entre otros, cobre, zinc, gas natural y hierro. Por su parte, Mauritania obtendría setenta mil kilómetros adicionales.
El gran misterio de la decisión remite a averiguar qué clase de beneficio puede obtener nuestro país enemistándose hoy, precisamente hoy, con el principal competidor de Rusia en el suministro de gas
Un reparto a cobro revertido entre terceros para el que, huelga decirlo, España carecía de ningún tipo de legitimación, toda vez que hoy, en el mes de marzo del año 2022, sigue siendo la potencia administradora de esos territorios a ojos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Por lo demás, la República Árabe Saharaui Democrática, el ente jurídico depositario de la representación política de la población autóctona del Sáhara Occidental, ha sido reconocido oficialmente por ochenta y cuatro países, además forma parte como miembro de pleno derecho de la Unión Africana. Para Pedro Sánchez se trata ahora de una simple provincia marroquí, pero África al completo no piensa lo mismo. Si bien, y en otro orden de perplejidades, el gran misterio de la decisión remite a averiguar qué clase de beneficio puede obtener nuestro país enemistándose hoy, precisamente hoy, con el principal competidor de Rusia en el suministro de gas a Europa Occidental. Aunque quizá Forrest Gump tuviera la respuesta.
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