El distanciamiento definitivo con Junts, condicionado por la eclosión de Aliança Catalana, agrava la agonía de la legislatura
NotMid 20/10/2025
EDITORIAL
Aunque el Gobierno trata de desviar la atención, ya sea apartándose del consenso de los aliados en Defensa o marcando diferencias en la guerra de Gaza, lo cierto es que la legislatura sigue lastrada no solo por el impacto de los escándalos que sacuden al PSOE y al Ejecutivo, sino por un clima de inestabilidad que ya no tiene visos de solución. El deterioro de las relaciones entre los socialistas y Junts, que atraviesan el peor momento de la legislatura, agrava la agonía de este mandato en un contexto en el que los de Carles Puigdemont se encuentran sin rumbo y condicionados por el golpe en el tablero del independentismo que ha supuesto la irrupción de Aliança Catalana.
La distancia entre el Gobierno y Junts sigue siendo «intensa sin perspectiva de que se pueda recuperar». Así se lo ha trasladado la delegación socialista a Moncloa tras la última cita con la cúpula de Junts en Zúrich (Suiza). Los socialistas han informado de que la relación con la fuerza independentista, que acusa a Pedro Sánchez de «dinamitar la solución a un problema político por un proyecto personal», se encuentra en vía muerta sin posibilidad de reconstruirse a corto plazo. La sensación que cunde en el PSOE es que el portazo de Puigdemont es definitivo. Y ello hasta el punto de que se baraja ya la posibilidad de que tras una última cita en Suiza a final de mes no se vuelvan a repetir los encuentros.
Los mediadores suizos que actúan de intermediarios entre el PSOE y el ex presidente fugado de la Justicia ven «falta de voluntad política o de capacidad de cumplimiento» por parte de los socialistas. En todo caso, un factor decisivo en el giro de Puigdemont es el severo retroceso que el grueso de los sondeos vaticina para Junts como consecuencia de la reconfiguración del tablero catalán y, especialmente, del bloque separatista, partido entre derecha e izquierda por el auge de Aliança Catalana. Según el Panel de Sigma Dos para EL MUNDO, Junts perdería entre 9 y 11 diputados en las próximas elecciones autonómicas. La prioridad de enderezar este desplome se puso ayer de manifiesto en el vídeo que el ex presidente de la Generalitat dirigió a la plana mayor de su partido, y en el que no mencionó ni a la amnistía ni a Sánchez ni a las relaciones con el PSOE. Puigdemont prefirió centrarse en reivindicar la «solidez» de Junts y combatir el discurso y el auge de Sílvia Orriols en pleno debate sobre la inmigración y la seguridad.
La inaplicación de la amnistía a Puigdemont, el desgaste que supone estar fuera del poder en Cataluña y la necesidad de confrontar con Aliança Catalana obligan a Junts a un golpe de timón en su estrategia. El hecho de que la táctica del ex presidente catalán orbite en torno a una negociación con el Gobierno, y que esta se vea afectada por su situación personal de retiro en Bélgica, ha convertido a Junts en un partido inútil a los ojos de su electorado.
La ruptura con Puigdemont abocaría la legislatura a su ocaso si no fuera porque el propio Sánchez ya ha dicho que piensa agotar su mandato, aunque sea sin aprobar unos nuevos Presupuestos. Prolongar esta anomalía democrática solo contribuye a agravar el daño institucional.