No es que el PSOE no sea implacable contra la corrupción, sino que viendo la que se le venía encima, pensó que era mejor expulsar a sus secretarios de Organización por lotes
NotMid 17/06/2025
OPINIÓN
RICARDO M COLMENERO
Aprovechando su experiencia en la pandemia, Pedro Sánchez reunió a su Comisión Ejecutiva Federal para hacer balance de contagios, y pedirles que minimicen los contactos. Después tomó una medida arriesgadísima nombrando a más cargos en el PSOE: tres mujeres y un hombre, lo que demuestra que, a estas alturas de la película, ya se conforma con que no se vayan de putas.
Pero el presidente del Gobierno no se quedó ahí. Casi 16 meses después de la apertura de su expediente, presumió de la expulsión del ex ministro José Luis Ábalos. Que no es que el PSOE no sea implacable contra la corrupción, sino que viendo la que se le venía encima, pensó que era mejor expulsar a sus secretarios de Organización por lotes.
Ha debido de ser determinante el informe de la UCO, pero no por lo de las prostitutas, que ya se sabía, sino por el mapa que Ábalos diseñó con Koldo García para moverse por España durante la campaña de 2019, como en Airbag buscaban el anillo de compromiso. Ábalos decía: «Tenemos que ir de aquí a aquí, pero hay que ver cómo, realmente es una mierda de carretera», lo cual está muy bien, tratándose de un ministro de Transportes. Aquello a Sánchez le pareció «repugnante» cinco días después de oírlo, porque el feminismo consiste en mostrar repugnancia mucho mejor que el PP y Vox. Por eso, para descanso de sus socios, no habrá elecciones, por aquello que decía Robe Iniesta de que «lo malo de la democracia es que todo el mundo puede votar».
El otro ex, Santos Cerdán, insistía hoy en demostrar su inocencia, que ya sólo podría pasar porque estuviera escribiendo otro libro de investigación, pero en billetes de 500. Algo que piensa resolver el presidente con una auditoría externa, como aquella de Óscar Puente que concluyera conque el contrato de Jésica «siguió el procedimiento habitual», y seguro que era cierto.
Siguiendo el consejo de Joaquín Reyes de que, «para que os crean en la vida tenéis que repetir las cosas dos veces» -por eso el nuevo de la oficina es «gilipollas, gilipollas» y las chaquetas son de «piel, piel»-, Sánchez dijo que el PSOE es una organización «limpia, limpia». Antes de poner en juego toda su credibilidad: «No vamos a tapar la corrupción que surja en nuestras filas», presumió. Sin saber si eso sonaba muy bien o muy mal. O si recordaba demasiado al «vamos a pintar de blanco toda Galicia» que dijera el Manuel Charlín, de Fariña.