NotMid 14/03/2022

DEPORTES

Un doblete del francés Karim Benzema y un tanto del brasileño Vinícius en la segunda parte dieron el triunfo por 3-0 al Real Madrid ante el Mallorca con el que aumenta a diez puntos la distancia con el Sevilla, a falta de diez jornadas para el final de LaLiga Santander.

El Real Madrid golpeó en la segunda parte a un Mallorca en crisis de resultados que queda a dos puntos de la zona de descenso. Pablo Maffeo estrelló en un poste la mejor ocasión local en la primera mitad.

Los continuos intentos de Vinícius encontraron premio a los 55 minutos, en una acción que hundió al Mallorca y desató al líder. El brasileño provocó luego un penalti que marcó Benzema, que, de cabeza, cerró el triunfo antes de varias lesiones consecutivas.

Rodrygo, Mendy y el propio Benzema no pudieron acabar el encuentro.

Imposibles de detener por un Mallorca peleón y aplicado, que tuvo sus opciones en el primer tiempo. Sin embargo, salió carísima la misión blanca. Perdió primero a Rodrygo tras una acción exagerada de Raíllo, que no fue la peor de la noche. También cayó Mendy, aparentemente por un asunto muscular. Y, sobre todo, vio caer a su estrella, Karim Benzema. Las pruebas médicas determinarán el alcance de la emergencia en el club blanco.

Les ha dado a los árbitros en las últimas fechas por observar con atención los mil detalles menores del fútbol y desatender lo principal. Sánchez Martínez abrió la carpeta de amonestaciones tras despejar Valverde una pelota chocar contra él Take Kubo. Tan escrupuloso en esa acción, el colegiado murciano vio de cerca una entrada de Maffeo que toco primero balón para llevar después la plancha a la rodilla de Vinicius y no señaló nada. Bueno, no es cierto, porque Ángel vino a pinchar a Vini, éste se rebrincó y repartió tarjetas para los dos. Puede que él no lo viera. Medié, en el VAR, vio la repetición y, claro, no le pareció suficiente para roja. Sí, es cierto que Vinicius Junior a veces exagera en sus caídas. Y se calienta. Lo saben los rivales, que le buscan y le pican. Pero a veces le cazan. Como Maffeo ayer a Vinicius. Como a Fekir. A Pedri. A Lemar. A Ruiz de Galarreta. A Óscar Valentín. Y los árbitros están haciendo un mal trabajo.

El lance definió el arbitraje de Sánchez Martínez y su ayudante en el VAR, pero no el partido. Porque el Madrid se encontró con el partido que esperaba, ante un Mallorca replegado y ordenado, listo para desplegarse en velocidad con Muriqi como referencia e incordio permanente. Pudo cambiar el guion al completo a los cuatro minutos de no mediar Sergio Rico, que desvió un mano a mano escorado de Benzema tras un buen ataque madridista. Después de esa acción, al líder le costó encontrar resquicios en la zaga bermellona. Con Rodrygo en la derecha, Lucas en el lateral y Valverde en el medio, todos decisivos ante el PSG, no hubo mucha claridad en ataque.

El Mallorca recogió en las últimas semanas pocos puntos para tanto fútbol. Lo demostró ante el Madrid, haciendo daño en ataques rápidos, directos. Como la que encontró Muriqi tras un gran centro de Brian Oliván. O como la que estrelló en el palo Dani Rodríguez tras una gran acción defensiva de Nacho ante Ángel que Mendy, en una maniobra de mal defensa, regaló al atacante isleño. En la segunda parte se marcó de nuevo una ruleta en su línea de medios. La línea entre la valentía y la inconsciencia es finísima.

Todo cambió poco después del descanso. Valverde y Baba pugnaban en la salida del juego bermellón probando la agudeza de Sánchez Martínez. La primera cayó del lado local, para desesperación de Ancelotti. En la segunda se enredó Baba ante el acoso de Fede, recogió Benzema y regaló a Vinicius, que marcó por bajo. Un tanto estupendo e importantísimo, decisivo para el campeonato, afeado por un baile absurdo e innecesario, de esos que excitan a los bobos de los gritos racistas. Alguien de peso en el vestuario debe decirle a Vini que igual que le sobra talento, le sobran esas tonterías.

El gol decidió el duelo. El Mallorca se perdió en batallas sin sentido y se descubrió atrás. Salió Raíllo de la cueva y se llevó por delante el tobillo de Rodrygo, que salió sin poder pisar. Entró Asensio, aplaudido, y no hubo más tregua. Salió el Madrid por Vinicius, que se giró en la medular y abrió para Benzema, en posición correcta. Se fue con clase, aguantó a su socio y le sirvió el tanto. Lo evitó Oliván, que cometió penalti. Transformó Karim. Poco después, tras lesionarse Mendy, coronó un centro de Marcelo con un cabezazo a la escuadra. Tras la celebración, empezó a cojear, se echó al suelo y tembló el madridismo. A las puertas del Clásico y con los cuartos de la Champions al caer, perder a Karim es quedarse sin su mejor hombre. Un precio altísimo por asegurar más de media Liga.

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Agencias

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