NotMid 22/06/2025
DEPORTES
El Madrid alcanzó la normalidad de depender de sí mismo para acabar líder de grupo en este Mundial tras sobreponerse a un accidente que pudo ser grave: jugó 84 minutos con diez tras la temprana e irresponsable expulsión de Asencio. Aguantó como pudo, y como quiso Courtois, en esos primeros momentos de conmoción y le rescató luego su enorme potencia de fuego. Dos goles antes del descanso, tras sortear la primera presión de un confiado Pachuca, cambiaron su suerte, en el partido y en el torneo.
A Xabi Alonso cabe admitirle la lenta mejoría y esta fue apreciable. Fue el Madrid un equipo más reconocible con un centrocampista extra, Arda Güler; salieron del agujero negro Bellingham y Vinicius; dejó buenos detalles Trent, y pidió sitio en la plantilla Gonzalo, que se apuntó una asistencia. Sus habilidades aéreas y su buena desenvoltura en el área le otorgan ese papel de socorrista que se fue con Joselu. Y cuando arreció Pachuca apareció el milagroso Courtois, caja fuerte de tantas victorias.
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El Madrid entró en el partido por dirección contraria, una constante en la temporada que termina. En el tercer balón a la espalda de sus centrales, Asencio (otra vez Asencio), agarró levemente a Rondón al borde del área cuando se sintió sobrepasado. El cruce de su falta de prudencia y el exceso de veteranía del venezolano, que había perdido ya parte de su ventaja cuando se precipitó al césped para exagerar los cargos contra su marcador, acabó con la expulsión del central con solo seis minutos de juego. La presentación de Asencio, que también cometió un penalti muy evitable ante el Al Hilal, ante Xabi no ha podido ser peor.

Bellingham y Güler
La desdichada acción alteró el plan previsto por el técnico, que había sentado a Rodrygo para fortalecer el centro del campo con Arda Güler. La situación del brasileño permanece invariable: fue recurrentemente el primer cambio de Ancelotti y también es el primer descarte en un once de Xabi tras un mal resultado, mientras tintinea la posibilidad de un traspaso a la Premier. En realidad, desde que llegó ha sido una especie de fijo discontinuo que solo ha convencido de verdad como revulsivo.
Arda Güler, otro que va y viene, goza de una ventaja sobre el brasileño: de lo que hay, es la mejor opción para cubrir el vacío que dejó Kroos y que dejará Modric. A diferencia de lo que le ocurre a Rodrygo, en su favor juegan la necesidad del equipo y la falta de competencia. Salió componer una línea de cuatro por delante de Tchouameni y, sin esperarlo, se vio huérfano cuando el francés hubo de oficiar de central en un Madrid con diez. A Valverde no le quedó otra que reciclarse en pivote. El futbolista más dinámico del Madrid en el rol más posicional.

Así, el equipo blanco se vio atrapado entre la obligación de arriesgar para ganar y la merma de jugar con uno menos. El resultado fue un mejor tono ofensivo que en su estreno, pero también una mayor exposición a las contras del Pachuca, que en una tuvo el gol muy a mano. Courtois salvó los dos disparos, de Kenedy y de Bautista, este con todas las ventajas para marcar. Antes, el propio Kenedy había estrellado un balón en el lateral de la red en otra de esas emboscadas del equipo mexicano, al que la superioridad numérica le cambió el guion: salió a esperar y le tocaba mandar.
Todo sucedía en favor del Pachuca menos la apreciada cualidad del Madrid para presentarse ante el gol sin preaviso. Ningún otro equipo en el mundo mejora ese don. También ocurrió a esta vez. Fue en su primera visita a Carlos Moreno. Fran García se plantó ante a segunda línea defensiva de los mexicanos y espero a que llegara Bellingham, que entró disparado en el área y aplicó un imparable disparo de izquierda. Una maniobra muy de su primer año. Volvió en sí el inglés después de meses en que parecía habérsele tragado la tierra.

Bastó ese gol para que el Madrid olvidase definitivamente su inferioridad numérica y castigase por segunda vez al Pachuca con un gol de admirable geometría: lo empezó Vinicius en la izquierda, le dio continuidad Trent en la derecha, Gonzalo abrió el hueco definitivo al primer toque y Güler le puso el último lazo. Un ataque tan armónico como masivo.
Siempre Courtois
Pasado el trago, al Madrid le quedaba ya ganar la orilla sin sobresaltos. Así que Xabi metió en el descanso a Brahim por Gonzalo para alargar las posesiones y hacer más grato el tiempo que restaba. Vinicius quedó como proa de dos líneas de cuatro con clara vocación defensiva. Eso no le libró de apuros. Un Pachuca a la desesperada apretó con firmeza y creó muchas oportunidades. Courtois dejó dos grandes estiradas a disparos de Bryan González y John Kennedy.

Ahí volvió a saltar la alarma y provocó nuevas medidas preventivas: Modric (aún por explicar su no renovación si sigue vigente su utilidad) y Ceballos para enfriar el volcán, para asegurar el partido de rondo en rondo, para defenderse desde la posesión y para rematar el triunfo con un tercer gol preparado por Vinicius y Brahim y firmado por Valverde, pivote, armador y llegador. Acabó de defensa derecho. Es soldado universal. Montiel, tras un toque fatal en Tchouameni, aminoró luego el castigo de su equipo cuando la derrota y el adiós al torneo ya eran irremediables.
Agencias