NotMid 26/05/2025
OPINIÓN
EMILIA LANALUCE
Pocos entienden por qué no ha caído aún el Gobierno de Sánchez. Las grabaciones de El Confidencial, en las que se ponen en evidencia los intentos de los socialistas por desacreditar a la UCO y desactivar las investigaciones sobre la familia de Sánchez, son solo la enésima emanación de podredumbre del Ejecutivo. Ojalá solo hubiera sido eso (aunque el nivel de chapuza de los emisarios que aparecen en el vídeo demuestra la incompetencia de Sánchez y los suyos).
El dogmatismo ridículo del Gobierno ha sido responsable del desastre de la dana -los cauces de los arroyos sin limpiar, por ejemplo- y del apagón, aunque estarán dispuestos a inventar lo que sea para proteger su desfase ideológico (¡si hasta Alemania va a recuperar las nucleares!). Asimismo, la falta de inversión pública -colocar a las sobrinas parece más urgente- ha deteriorado nuestro sistema ferroviario, y los parones y retrasos son frecuentes. Se suman a estas decadencias la creación del puesto para el hermano de Sánchez, la cátedra de la bachiller Begoña, la furgoneta de Ábalos abarrotada de suripantas, el ridículo de Pardo de Vera, la amnistía, el cupo catalán insostenible e insolidario…
Todo esto nos invitaría a pensar que Sánchez estaría a punto de caer si no fuera porque está amarrado a cuatro muertos vivientes -PNV, ERC, Junts y Sumar- que no pueden permitirse ir a elecciones. El drama es que, si las hubiera… ¿podría gobernar Feijóo? Para eso necesitaría a Vox, cuya posible entrada en el Gobierno ya movilizó a la izquierda en 2023.
El congreso del PP promete «recobrar» un PP «moderado» (¿se puede ser moderadamente honrado?, ¿moderadamente decente?) y centrado (¿otra vez la equidistancia?) para atraer a la izquierda desencantada. Pero… ¿existe esa izquierda? Y, en el caso de existir, ¿estaría dispuesta a votar al PP?
La ponencia política de Alma Ezcurra (¿cuántas personas escribían los discursos de Rajoy?), dirigida por Mañueco y Moreno Bonilla para atraer a los votantes de centroizquierda, no parece que vaya a suscitar esa emoción necesaria para ilusionar a los votantes de derechas. (A todos).
El congreso del PP resultaría interesante como maniobra política si surgieran nuevas caras y un discurso articulado que no resultara en un Sánchez 6.0 y que devolviera a la derecha eso de lo que la izquierda presume: la superioridad moral.