La Generalitat ha reaccionado muy tardíamente, cuando el campo afronta pérdidas inusitadas y ya se prevé pedir ayuda a otras regiones
NotMid 01/01/2024
EDITORIAL
Entre los importantes problemas que causan las políticas identitarias, desde la polarización social hasta la pérdida de recursos y oportunidades, el separatismo catalán es también responsable de haber agravado la intensa sequía que sufre la región, que debería haberse atajado antes con una mayor previsión y mejores infraestructuras. Los embalses de Cataluña están hoy al límite de la emergencia (16,9%), y la Generalitat ha renunciado definitivamente a los Juegos Olímpicos de Invierno por falta de agua y nieve. Pero el problema viene de lejos: como desgranaba el viernes nuestro Primer plano, el Govern ha perdido una valiosa década obsesionado con el procés y descuidando el agua.
Los datos son claros: en 2022, solo se ejecutó el 35% del presupuesto en esta materia, mientras las fugas en la red de tuberías echaban a perder 134.000 millones de litros en Cataluña. Hacen falta más desaladoras y tecnología para reutilizar el agua, proyectos que la Generalitat ha puesto en marcha muy tardíamente, cuando el campo padece pérdidas inusitadas y ya se prevé pedir ayuda a otras regiones, en clara contradicción con el discurso de los separatistas y las cesiones insolidarias que han arrancado al Gobierno. Lejos de las políticas divisivas, serán imprescindibles la ciencia, la tecnología y la gestión racional de los recursos para afrontar un problema que el cambio climático -en Cataluña y en toda España- hará cada vez más acuciante.