El Scarborough Shoal, en el centro de una disputa entre Manila y Pekín, se ha vuelto a reactivar en los últimos días después de que un buque de la Armada china colisionara contra otro barco.
NotMid 22/08/2025
ASIA
La disputa por el banco de arena de Scarborough, en el mar de China meridional, se ha convertido en el epicentro de una creciente tensión entre China y Filipinas. Este conflicto territorial, que se remonta a años atrás, ha tomado un nuevo rumbo, redefiniendo las alianzas geopolíticas en una de las regiones más estratégicas del mundo.
Un fallo internacional ignorado por China
El origen de la escalada se encuentra en 2016, cuando el Tribunal Internacional de La Haya emitió un fallo histórico a favor de Filipinas. La corte dictaminó que las aguas alrededor del Scarborough no eran propiedad exclusiva de ningún país, sino una “zona de pesca común”, lo que obligaba a los estados costeros a cooperar en su conservación y explotación. Sin embargo, Pekín desestimó por completo el veredicto, reafirmando su reclamo de soberanía sobre casi el 80% del mar de China meridional a través de su auto-declarada “línea de nueve puntos”. Esta línea imaginaria abarca no solo el banco de Scarborough, sino también numerosos islotes y arrecifes controlados por otros países vecinos, lo que genera fricciones constantes.
Un giro político que aviva el conflicto
La relación entre China y Filipinas había sido sorprendentemente estable durante la presidencia de Rodrigo Duterte, quien optó por un enfoque más pragmático y menos confrontacional con Pekín. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente en 2022 con la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. El nuevo mandatario filipino, en un giro estratégico, ha decidido fortalecer la vieja alianza de seguridad con Estados Unidos y ha buscado un acercamiento con otras democracias en la región como Japón y Australia. Este realineamiento de Manila ha sido percibido por Pekín como una amenaza directa a sus intereses, intensificando la militarización y la presión en la zona.
Como resultado, los enfrentamientos entre los guardacostas de ambos países se han vuelto una constante. Aunque por ahora las confrontaciones se limitan al uso de cañones de agua, abordajes y colisiones de navíos, la frecuencia y la intensidad de estos incidentes han aumentado. Estos choques, que ya han dejado a marineros heridos, no solo ponen en riesgo la vida de los involucrados, sino que también elevan la posibilidad de un error de cálculo que podría desencadenar un conflicto mayor en una de las rutas marítimas comerciales más importantes del planeta. La situación en el mar de China meridional es un claro reflejo de cómo las dinámicas geopolíticas y los cambios en el liderazgo pueden transformar una disputa latente en una crisis activa.
Agencias