El fondo que preside el príncipe heredero diseña una operación sorpresa, pero la operadora la considera positiva tras el ‘shock’ inicial
NotMid 06/09/2023
OPINIÓN
CARLOS SEGOVIA
El príncipe heredero Mohamed bin Salman mantiene fluida relación con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. También Olayan Alwetaid, el consejero delegado de STC Group, el grupo de telecomunicaciones saudí, la tiene con el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete. Pero ni el príncipe heredero -presidente del fondo soberano que controla STC- ni otro consideraron necesario tener el gesto de avisar con antelación de que estaban preparando la mayor irrupción extranjera en la estratégica empresa española desde su fundación en 1924.
Por eso, cuando en la tarde de ayer, STC pidió permiso oficial al Gobierno para su entrada en Telefónica y cuando Pallete recibió en paralelo el aviso amistoso del grupo saudí fue una sorpresa colosal.
La operación ha sido cuidada al detalle para dar un golpe de mano sin vulnerar la legislación española. Por un lado, STC ha comprado un 4,9% del capital, por debajo del 5% que le habría obligado, tras el último decreto gubernamental, a solicitar permiso previo al Ministerio de Defensa de Margarita Robles al operar Telefónica en este campo. Lo que sí ha hecho el grupo saudí es postergar la ejecución de un paquete adicional del 5% hasta obtener ese permiso solicitado este martes. Fuentes del Ministerio de Defensa no apuntan objeciones. La solicitud es permiso para materializar la compra de ese 5% más, pero sin rebasar el 10% que activaría el segundo y más peliagudo escudo gubernamental, el que faculta al Ministerio en esta ocasión de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, a tomarse unos meses para decidir si permite o no tamaña irrupción.
El presidente de Telefónica, que se encontraba en San Francisco, decidió interrumpir su viaje, pero escuchadas las explicaciones del grupo saudí, lo ve en positivo. Lo considera una operación «amistosa» que, además, respalda expresamente su gestión, puesto que los saudíes aseguran que no tienen intención de tomar el control ni superar ese 10%.
De hecho, su participación es similar a la del fondo soberano de Qatar en Iberdrola sin que su presidente, Ignacio Galán, haya sufrido interferencias en la gestión en estos años. La diferencia es que STC Group no es un fondo soberano financiero, sino un grupo de telecomunicaciones, aunque está controlado por el fondo soberano saudí PIF que preside a su vez el controvertido príncipe heredero, que fue investigado por el asesinato de un periodista hasta el archivo por recibir “inmunidad” en EEUU. Está también considerado impulsor en la guerra de Yemen.
La irrupción de STC se trata de una operación de poder industrial del Estado saudí en una etapa en que la que el viejo emporio petrolero mira hacia Occidente en todos los sectores buscando diversificación y presencia influyente.
La relación previa con Telefónica era tan buena que la operadora se encontraba actualmente negociando con STC que participara en el patrocinio del equipo ciclista Movistar. Por eso también chirría que los saudíes no hayan avisado de sus intenciones tan hasta última hora.
Esta conducta abre incertidumbre sobre si será un socio cómodo para Telefónica. De momento, según las fuentes conocedoras consultadas, no han formulado petición de entrar en el consejo de administración, lo que le daría derecho a dos consejeros. Los principales accionistas hasta ahora, CaixaBank y BBVA cuentan con un consejero cada uno, Isidro Fainé y José María Abril, respectivamente.
De momento, si los saudíes se atienen a lo comunicado, suponen un espaldarazo para Telefónica en los mercados y formarían un núcleo accionarial junto a los bancos mencionados que alejaría a Telefónica de operaciones más hostiles. Lo ideal sería un núcleo duro nacional o, al menos, privado sin estados de por medio, pero no está el capitalismo hispano para operaciones como ésta: más de 2.000 millones sin llegar a mandar.