Los sondeos realizados a lo largo y ancho de la UE señalan la tendencia a un viraje en dos tercios de los Estados miembros que acudirán a las urnas el 9 de junio
NotMid 25/05/2024
EUROPA
En apenas dos semanas España acude de nuevo a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo. Con estas elecciones se cierra de momento un auténtico maratón en apenas 12 meses en el que la ciudadanía se ha pronunciado en comicios autonómicos y municipales (28 de mayo de 2023); en generales (23 de julio de 2023); en autonómicas gallegas (18 de febrero de 2024); en autonómicas vascas (21 de abril de 2024); en autonómicas catalanas (12 de mayo de 2024) y, ahora, en europeas.
Las elecciones del próximo 9 de junio tienen particularidades que las diferencian del resto de los comicios: se celebran matemáticamente cada cinco años sin adelantos en función de los intereses políticos, la circunscripción es única, lo que alienta las coaliciones de partidos pequeños, y no existe barrera porcentual para obtener representación.
Además, hasta ahora, en España han demostrado otra peculiaridad: sus resultados son como una brújula que señala quién será el vencedor en las elecciones generales siguientes. En esta ocasión, la aguja apunta a la derecha.
Los sondeos realizados a lo largo y ancho de la Unión Europea señalan la tendencia a un viraje en dos tercios de los Estados miembros. En al menos nueve de ellos –Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia-, como señala un estudio realizado por el European Council of Foreign Relations, las encuestas sitúan en cabeza a formaciones radicales y populistas con discursos dominados por los planteamientos antiinmigración, la oposición a las políticas medioambientalistas y el rechazo a las propuestas en materia de política exterior.
En otros nueve –Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumanía, España y Suecia– este tipo de partidos no lideran los estudios demoscópicos pero ascienden, según los datos del informe, hasta situarse en segunda o tercera posición. En el caso español, las encuestas, de momento, confirman la hipótesis del cambio aunque no hacia la radicalidad, sino hacia el centro derecha clásico representado por el PP.
La media de los sondeos españoles arroja en este inicio de campaña una ventaja de siete puntos de los populares sobre los socialistas. Sigma Dos vaticina una distancia a favor del PP de 6,8 puntos; NC Report, de nueve; Simple Lógica, de seis; Cluster 17, de nueve; Ipsos, de ocho, y 40db, de 3,4. La nota discordante la pone el CIS, que en su barómetro publicado este jueves daba una ventaja de cinco puntos al PSOE sobre el PP.
TENDENCIA HISTÓRICA
De confirmarse lo que dicen los sondeos en su mayoría, el Partido Popular duplicará sus escaños en la Eurocámara y, de acuerdo con la tendencia histórica, estará encaminado para ser el vencedor en las próximas elecciones generales. En España, los resultados en los comicios europeos han marcado hasta la fecha la posición de los partidos en los siguientes comicios generales.
Así sucedió en las europeas de 1994, que se realizaron junto a las autonómicas andaluzas y que empezaron a señalar el final de la etapa de Gobierno del PSOE con Felipe González al frente. En aquella ocasión los socialistas fueron derrotados por primera vez. El PP les superó en casi diez puntos, logrando 28 escaños en la Eurocámara frente a los 22 del PSOE. Año y medio después, González anunció elecciones generales anticipadas después de que CiU contribuyera a tumbar los Presupuestos Generales del Estado. Los comicios se celebraron en marzo de 1996 y el PP, con José María Aznar, se alzó con la victoria por poco más de un punto de ventaja respecto al PSOE.
En las europeas de 1999, celebradas junto a municipales y autonómicas, los populares se hicieron con el triunfo aventajando en cuatro puntos a los socialistas. Nueve meses después, en marzo de 2000, los españoles acudieron a las urnas en comicios generales y otorgaron al PP la mayoría absoluta. En aquella ocasión, el PSOE se presentó liderado por Joaquín Almunia. Los socialistas aún se remitían a la era González, pero los ciudadanos, siguiendo la estela de lo que habían votado en las elecciones europeas, optaron por premiar al PP.
Los comicios europeos de 2004, celebrados tres meses después de las convulsas generales de marzo marcadas indeleblemente por los atentados yihadistas del 11-M, también adelantaron, incluso con cuatro años de distancia, el resultado de las siguientes elecciones nacionales celebradas en marzo de 2008. Para entonces, el PSOE había dejado atrás la etapa felipista y aparecía liderado por un José Luis Rodríguez Zapatero que sorpresivamente había ganado a José Bono en las primarias.
En las europeas de 2004, el PSOE batió al PP por una diferencia de dos puntos. Los socialistas llevaban como cabeza de lista a Josep Borrell y los populares a Jaime Mayor Oreja. El PSOE fue la lista más votada, aunque en 12 de las 17 comunidades autónomas la preferida fue la candidatura popular. Cuatro años más tarde, en las generales de marzo de 2008, el resultado siguió el camino marcado: ganó el PSOE con cuatro puntos de ventaja sobre el PP y 169 escaños frente a 154.
En 2009, los españoles cambiaron de rumbo y otorgaron el triunfo europeo a los populares. La crisis financiera empezaba a golpear a España con fuerza y la ciudadanía propinó con su voto un primer varapalo al Gobierno de Zapatero, que un año antes había iniciado su segundo mandato. Las elecciones generales de 2011, celebradas con el país ya al borde de la debacle económica, confirmaron y agrandaron espectacularmente el éxito del PP liderado por Mariano Rajoy. Buena parte de la ciudadanía vio en la oferta popular la única tabla de salvación. La victoria fue por mayoría absoluta superando en 16 puntos al PSOE que se situó, tras perder 59 escaños, en 110 diputados frente a los 186 del PP.
NUEVOS PARTIDOS
Las europeas de mayo de 2014 volvieron a señalar el camino. Con una participación muy baja (43,8%), el PP volvió a alzarse con la victoria pero en esta ocasión la ventaja respecto al PSOE fue de poco más de tres puntos y medio. La lista popular para la Eurocámara estaba encabezada por Miguel Arias Cañete y la socialista, por Elena Valenciano. Los resultados de aquellos comicios fueron especialmente trascendentes porque supusieron la entrada en la escena política de los nuevos partidos surgidos al calor de la crisis: Podemos y Ciudadanos.
Los morados obtuvieron cinco escaños en el Parlamento de Estrasburgo y los naranjas, dos. Las elecciones generales celebradas 17 meses después, el 20 de diciembre de 2015, las primeras con Felipe VI al frente del Estado, concedieron el triunfo al Partido Popular, que logró 123 diputados pero registrando un fuerte descenso de 63 escaños. El PSOE, por su parte, liderado por Pedro Sánchez, también sufrió un importante retroceso: obtuvo, tras perder 20 diputados, 90 escaños. Al igual que en las europeas, los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, hicieron gala de pujanza. Los morados, junto a sus derivadas catalana, valenciana y gallega, se hicieron nada menos que con 69 asientos en el Congreso y los naranjas, con el 13,9% de los votos, lograron 40. El cambio en el Parlamento español fue de enormes proporciones. Por primera vez, el bipartidismo PP-PSOE sintió en la nuca el aliento de fuerzas alternativas.
En mayo de 2019 se celebraron nuevos comicios europeos coincidiendo con las elecciones municipales y las autonómicas en 12 de las 17 comunidades, lo que sirvió para elevar la participación hasta el 60,7%. Un mes antes, en abril, se habían celebrado elecciones generales con victoria del PSOE pero con pocas posibilidades de formar gobierno. En un clima tenso por el bloqueo, los españoles acudieron a las urnas europeas y dieron el triunfo a los socialistas con una distancia de más de 12 puntos respecto al PP y, además, dieron entrada en la Eurocámara a Vox con tres representantes.
Seis meses más tarde, tras fracasar los intentos para conformar un Ejecutivo, se volvieron a abrir las urnas generales -fue la cuarta ocasión en menos de cuatro años- y se confirmó, siguiendo la brújula de las europeas, la victoria socialista con 120 escaños frente a un PP que consiguió recuperarse con 23 diputados más respecto al desastroso resultado obtenido en abril y ocupó 89 asientos. En estos comicios comenzó el hundimiento de los partidos de la “nueva política” -Podemos y Ciudadanos- que habían dado la campanada en 2015. En su lugar, se confirmó la fortaleza de la extrema derecha de Vox, que logró 52 diputados, 23 más que en las elecciones baldías de abril.
Agencias