NotMid 09/12/2025
MUNDO
Es una estrategia venezolana tan antigua como efectiva: “hacer una vaca” (colecta o crowdfunding). Hoy, esa solidaridad se ha convertido en el símbolo de la esperanza de la diáspora por la democracia. Cientos de venezolanos regados por el mundo han recurrido a esta vieja estrategia para financiar una odisea global hacia Oslo, Noruega, con un objetivo: ser testigos de la entrega del Nobel de la Paz a su líder democrática, María Corina Machado.
El próximo miércoles 10 de diciembre no es solo una ceremonia; es un “momento histórico” y un acto de reconocimiento a la lucha del pueblo venezolano, y sus compatriotas están dispuestos a pagar el precio —económico y personal— por estar presentes.
El Esfuerzo Económico: De Costa Rica a Islandia
Para muchos, la travesía es un ejercicio de sacrificio y logística extrema:
- Gabriela Onetto, de 42 años, logró reunir 2.600 dólares gracias a una “vaca” entre 20 personas. Esta cifra cubrirá sus 14 horas de vuelo con escala desde Costa Rica, su estancia de tres días en un “hotelito económico” y su regreso.
- Nelson Izquierdo, de 66 años, viaja desde Tokio (Japón) y eligió la ruta más barata: con paradas en Pekín y Bruselas. “Será un honor acompañar a otros venezolanos que están haciendo ese esfuerzo para levantar nuestra voz, nuestro espíritu y agradecer el reconocimiento”, expresa antes de abordar. Su lucha tiene raíces históricas: “Mis hermanos y yo le hemos dicho a mi padre, de 93 años, que no morirá en dictadura”.
- Mari Urbain, caraqueña de 56 años y activista desde Bélgica, empleó el equivalente a un mes de salario mínimo y pospuso unas vacaciones. Ella no lo ve como un sacrificio, sino como “una oportunidad” para apoyar a su “dama de hierro”.
- Ronan Cabriza, perseguido por el régimen de Maduro, vuela desde Islandia. Pese al alto coste del hospedaje y el boleto, no quiso perder esta oportunidad “crucial y necesaria para todo el país”, que les “llena de fe en que el renacer de Venezuela está muy cerca.”
Los Altos Costos de la Libertad
Para otros, la principal barrera no es el dinero, sino el riesgo. Dos testimonios subrayan la gravedad de la violencia transnacional del régimen:
- Una pareja de Vente Venezuela (VV) que reside en Oriente Próximo viaja bajo anonimato. “Nuestro mayor reto es que aquí cualquier clase de activismo político, por ley, está prohibido. Enfrentaríamos cadena perpetua“, aseveran. “Vamos con mucho amor, con mucha ilusión y un poquito de miedo, pero allá vamos”.
- Otro joven venezolano que huyó a Colombia, pidiendo ocultar su nombre para sortear la “violencia transnacional” de la dictadura. “Ese Nobel no es solamente de María Corina, sino de todos los venezolanos: un reconocimiento a la lucha por el rescate de la democracia”, argumenta. Él también hizo una “vaca” para su viaje, el cual aprovechará para reencontrarse con su hermano (tras seis años sin verlo) y con su madre, quien hace tres meses fue capturada por el régimen para forzar su entrega.
El Reconocimiento en Noruega
En la capital noruega, la anfitriona es Erika Holm, venezolana de 52 años y presidenta de la Norwegian Venezuelan Justice Alliance (NorVen). Erika aplaude el impacto del premio: “Desde el día en que nombraron Nobel a María Corina, constantemente se ha hablado no solo de ella, sino de la dictadura. Por fin se conoce toda la problemática de Venezuela“.
Erika ha organizado una “Semana de la Paz” para sus paisanos, cuya actividad central será la Marcha de las Antorchas, un homenaje tradicional al ganador del premio.
Aunque persiste la incertidumbre sobre si Machado podrá recibir el premio en persona este miércoles, la motivación de la diáspora se mantiene inquebrantable. “Yo confío en que ella sabe qué es lo que tiene que hacer. El criterio de ella por delante de todo, porque ha demostrado que es una mujer no brillante sino lo siguiente”, concluye Erika, reflejando el sentir de toda la comunidad que la estará esperando en Oslo.
Agencias
