Te cayó la presidencia siendo un adolescente. Intenta convertirte ahora en un hombre adulto
NotMid 22/07/2023
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
Querido Pedro: llegó el momento. Las convenciones democráticas establecen que la jornada de hoy se consagre a la reflexión. Pero a poco que se confirmen las encuestas tú vas a disponer de muchas jornadas más para reflexionar. Quizá toda la vida. Yo te propongo que empieces por el día en que resolviste volver al PSOE «para liarla». Ese mérito no te lo voy a escatimar: la has liado de cojones, pero aún no sospechas hasta qué punto. Solo se dan cuenta algunos socialistas ya ataviados de tuaregs para la bíblica travesía del desierto que se les abre. Tu concepción de la política como una sucesión frenética de regates cortos en pos del interés personal tiene la ventaja de embotar el pensamiento y posponer la funesta irrupción de la lucidez: uno no piensa demasiado mientras huye hacia delante, y además el vaho exhalado durante la carrera empaña todos los espejos. Sea como fuere, este es el final de tu escapada y es posible que el aterrizaje forzoso -perdona la metáfora falconiana- en la realidad te deje aturdido durante un tiempo. A Casado le pasó. Ojalá luego seas capaz, cuando se disipe el polvo, de pedir la caja negra y analizar honestamente por qué los españoles decidieron estrellarte el avión. Por qué no soportaron más la neurótica sujeción a los caprichos en zigzag de tu ego acomplejado.
El golpe será duro, pero lo peor llegará después. Llegará cuando los innumerables mandaderos que se quitaron el cráneo por complacerte mucho más íntimamente de lo que el decoro político -y periodístico- requería te den la espalda. Cuando incluso la bóvida tropa que acabas de meter en listas te niegue tres veces, Pedro, tratarás de consolarte pensando que no es nada personal, que cambian de postura por lo mismo que tú lo hacías. Pero no será así. Te negarán con un encono proporcional a la vergüenza que sentirán de sí mismos por haberles obligado a justificar lo injustificable a lo largo de cinco años. Por supuesto, no les obligaste. La naturaleza humana es así de plegable, y su sumisión a tu excéntrico liderazgo solo tenía sentido mientras repartieras poder. No se lo tengas en cuenta.
Lo que tienes que pensar es qué va a ser de ti. Puedes malinterpretar el consejo de Samuel Beckett y fracasar otra vez fracasando mejor mediante la convocatoria fulminante de un congreso extraordinario que te permita sucederte a ti mismo por persona interpuesta. O puedes asumir que la aventura terminó, pero la vida sigue. Empléala en ser otro. Prueba a atarte a la verdad. Hazte algún amigo de derechas que te confiese por qué le humillaste tanto. Puedes incluso elaborar tu propia tesis doctoral.
Te cayó la presidencia siendo un adolescente. Intenta convertirte ahora en un hombre adulto.