Putin redobla su ofensiva aérea tras más de tres años de invasión, mientras EEUU mantiene paralizada su ayuda militar
NotMid 26/05/2025
EDITORIAL
La dramática situación que se vive en el frente de Ucrania, inmerso en una cruenta guerra de trincheras mientras Rusia ha incrementado sus ataques aéreos indiscriminados en los últimos días, muestra el balance desolador de más de tres años de guerra y compromete directamente a Donald Trump. Tras llegar a la Casa Blanca anunciando un rápido final del conflicto, la realidad es que su caótica diplomacia solo ha servido para que Rusia redoble sus ataques contra la población civil. Las palabras del presidente de EEUU, que ha tachado a Putin de «loco» tras la mayor ofensiva aérea desde que se inició la invasión, contrastan con el exceso de confianza que exhibía hace unos meses y confirman lo que ya le advirtieron Zelenski y varios líderes europeos, que conocían la nula disposición del Kremlin a avanzar hacia el fin de la guerra. Si la intención de Washington es ahora ponerse de perfil y abandonar las conversaciones de paz, como apuntan numerosos analistas, el fracaso de Trump se traducirá en aún más sufrimiento para una población ya exhausta.
A la manifiesta debilidad del presidente de EEUU se suma la falta de determinación de Europa, mientras el conflicto sigue haciendo mella en el Ejército ucraniano. Como contamos hoy en nuestro Primer plano, la guerra se está cobrando un gran número de vidas en ambos bandos y el futuro de las poblaciones asediadas es incierto, mientras los drones rusos atacan sin descanso y obligan a los hospitales de campaña a una labor agotadora. Cientos de combatientes mueren o caen heridos cada día, mientras Rusia continúa el asedio de Pokrovsk e intensifica sus ataques. Durante la semana pasada, lanzó al menos 1.390 drones y 94 misiles sobre diferentes puntos de Ucrania, que causaron la muerte a un mínimo de 30 civiles. Los datos globales del conflicto, aún sujetos a una gran incertidumbre, arrojan cifras que no se veían desde la guerra de Vietnam: las estimaciones más fiables hablan de 600.000 bajas en Ucrania, sumando fallecidos, heridos y desaparecidos, frente a unas 950.000 bajas para Rusia.
A la lógica extenuación de un país sometido a una invasión ilegal e inhumana, en la que Putin se ha saltado todas las normas del derecho internacional, se ha sumado desde el pasado enero el abandono por parte de EEUU. Desde que está en la Casa Blanca, Trump no ha aprobado ningún nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania, y ni siquiera ha aclarado si cumplirá los compromisos pendientes que ya había aprobado el Congreso de EEUU. Como es lógico, Moscú es plenamente consciente de esta dejación y pretende sacarle el máximo provecho. De hecho, la prensa rusa celebra que «la unidad de Occidente» se haya «desvanecido», y señala la «rapidez» con que la nueva Administración estadounidense ha destruido el consenso de la Alianza Atlántica. Tras el giro geopolítico de Washington y el malogrado intento de Trump por lograr una paz con la que se comprometió personalmente, Europa tiene la responsabilidad política y moral de seguir apoyando a Ucrania y redoblar su compromiso con una paz justa y duradera, que será la única garantía de seguridad en la región.