NotMid 08/12/2025
OPINIÓN
Tan influyente era Hugo “El Pollo” Carvajal en los tiempos del Comandante que, en los círculos del poder revolucionario, se le conocía susurrando como “el otro Hugo”. Su peso era tal que, cuando la estrella del mayor general de Inteligencia comenzó a declinar en 2014, Nicolás Maduro no dudó en amenazar a la isla de Aruba con el uso de la fuerza militar para liberarlo de la trampa tendida por Estados Unidos.
A su regreso a Caracas, tras aquella breve detención siendo cónsul, Carvajal fue recibido con la pompa de un héroe nacional. “Está vivo y libre gracias al milagro en el que vivimos permanentemente. Un venezolano de bien, un trabajador”, celebró entonces Maduro, quien incluso envió a su esposa, Cilia Flores, a recibir al espía a pie de pista en Maiquetía.
Aquellas palabras de elogio se volvieron ceniza cinco años después, cuando Carvajal huyó a España llevándose consigo los secretos más oscuros del régimen. Ahora, a finales de 2025, el antiguo ojito derecho de Chávez ha reaparecido no como héroe, sino como la prueba viviente de la existencia del Cártel de los Soles (CS) y del nexo criminal que une al temido Tren de Aragua con el Palacio de Miraflores; un vínculo que los lobbies chavistas y petroleros en Washington han intentado negar sistemáticamente.
La confesión: Cocaína como arma de Estado
“Escribo para expiar mis pecados contando toda la verdad, para que Estados Unidos pueda protegerse de los peligros que presencié durante tantos años”. Con esta frase, incluida en una impactante carta dirigida a Donald Trump, Carvajal ha sacudido el tablero geopolítico.
El exjefe de inteligencia no solo ha confirmado hechos conocidos sobre el Cártel de los Soles, sino que ha añadido un giro crucial: la autoría intelectual. Según Carvajal, fueron los cubanos quienes diseñaron el plan de inundar Estados Unidos con cocaína. Una estrategia de guerra asimétrica que recuerda a la del narcotraficante Carlos Lehder en el siglo pasado, quien buscaba destruir la “sociedad decadente” norteamericana a través de la droga.
Más alarmante aún es la revelación sobre la “infantería” de este plan. Carvajal detalla cómo el poder bolivariano armó y financió deliberadamente a bandas criminales como el Tren de Aragua para defender sus intereses. El Pollo se presenta como el “testigo personal” de la transformación de la cocaína en un arma letal, operada por una alianza entre agentes cubanos, el CS y las guerrillas colombianas (FARC y ELN).
La “Caja Negra” del chavismo
La magnitud de lo revelado en medio de la ofensiva Lanza del Sur ha eclipsado cualquier testimonio anterior. Para Washington, Carvajal ha entregado la pieza final del rompecabezas.
“Esta carta es un movimiento estratégico que desplaza el tablero completo de la relación Washington-Caracas. Es la memoria operacional de un narcoestado, la caja negra del Cártel de los Soles“, sentencia el analista Antonio de la Cruz.
El término que resuena ahora en los pasillos de poder es “Casus belli”. Al sumar el narcotráfico de Estado con el espionaje ruso y cubano en suelo estadounidense —también denunciado por Carvajal tras su extradición desde España—, el escenario cambia radicalmente. “Es tan grave lo denunciado que permite a la Administración Trump ratificar la amenaza que representa el chavismo para sus intereses”, explica a EL MUNDO el internacionalista Luis Peche.
Para Maduro, esto representa el peor escenario posible: el del enemigo interno. “Carvajal es producto puro del sistema, su constructor. Fue su guardián y hoy es su amenaza más seria”, añade De la Cruz.
El cerco judicial y el punto de no retorno
La jurisprudencia estadounidense ya ha comenzado a cerrar el cerco sobre los “negacionistas” y colaboracionistas. Nizar El Fakih, jurista y director de Washington Consulting Firm, recuerda que el caso penal de 2020 en Nueva York ya incluía a Maduro, al general Clíver Alcalá y al propio Carvajal, basándose en investigaciones que se remontan a 1999.
“Técnicamente, el juicio de fondo de Carvajal culminó con su declaración de culpabilidad en junio. Sin embargo, en el lapso previo a la sentencia condenatoria, el acusado puede cooperar para reducir su pena”, aclara El Fakih. Aunque los detalles son secretos, la carta pública sugiere que la cooperación activa está en marcha.
La conclusión de los expertos es unánime: se ha cruzado una línea roja. Ryan Berg, director del Centro de Estrategias y Estudios Internacionales, lo resume con contundencia: “Cruzamos un punto sin retorno, donde mucha de la credibilidad de Estados Unidos está en juego. Para mí la pregunta no es si atacará, sino qué atacará“.
Agencias
