El Boletín de Científicos Atómicos ideó esta herramienta simbólica en 1947 para recordar al mundo las amenazas atómicas aunque desde 2007 evalúan también los riesgos ambientales y tecnológicos

NotMid 24/01/2023

Ciencia y Tecnología

El hombre tiende a olvidar y para evitar que se repitan grandes errores, a un equipo de científicos se les ocurrió allá por 1947 recordar periódicamente a la humanidad lo cerca que puede llegar a estar de su propia destrucción. Mientras el mundo se recuperaba entonces de los estragos de la II Guerra Mundial, el Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago (EEUU), revista fundada dos años por Albert Einstein y varios colegas de ese centro, le dio forma a esta idea a través del famoso Reloj del Apocalipsis o del Juicio Final (Doomsday Clock, en inglés).

Se trata de un reloj simbólico que, cada cierto tiempo, normalmente cada año o dos años en función de los acontecimientos, ajustan para indicar lo cerca que estamos de sufrir un desastre atómico aunque desde 2007 evalúa también los riesgos derivados del cambio climático y del mal uso de ciertas tecnologías disruptivas, incluyendo la biotecnología. Cuanto más cerca sitúen las manecillas imaginarias de las 12 de la medianoche, más riesgo hay de una gran catástrofe que amenace la supervivencia de nuestra especie, o en otras palabras, del fin del mundo.


Este año había una especial expectación pues desde que comenzó la Guerra en Ucrania, el 20 de febrero de 2022, no se había actualizado esta herramienta simbólica. El 27 de enero de 2021, el reloj se fijó en 100 segundos para la medianoche, la misma hora que se había fijado el 23 de enero de 2020, lo que suponía la hora más cercana a la medianoche desde que se fundó esta herramienta. En la estimación de 2021 tuvo mucho que ver la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, que por entonces ya había matado a casi dos millones de personas en todo el mundo, la aceleración de los programas nucleares por parte de varios países y la intensificación de los efectos del cambio climático.

Este martes, los científicos han adelantado aún más ese reloj hasta situarlo a sólo 90 segundos porque consideran que “vivimos en una época de peligro sin precedentes”, tal y como ha advertido Rachel Bronson, presidenta y CEO del Boletín de Científicos Atómicos, y los portavoces de este organismo. Entre ellos figuran Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y ex Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU; Elbegdorj Tsakhia, ex presidente y ex primer ministro de Mongolia o el científico sueco Sivan Kartha, miembro del grupo de expertos en cambio climático vinculados a la ONU (IPCC).

Durante su intervención, han argumentado su decisión, que no han tomado a la ligera, de adelantar 10 segundos el reloj, debido “en gran medida pero no exclusivamente a la invasión rusa de Ucrania y al creciente riesgo de la escalada nuclear”. También han influido las bioamenazas (incluyendo el Covid-19), las tecnologías disruptivas, la desinformación propagada por estados como Rusia o la oposición en EEUU, el impacto del cambio climático y aumento de emisiones de gases de efecto invernadero tras el espejismo de la pandemia. “El objetivo de este reloj es determinar si la humanidad está más segura o más en peligro. Y con este ajuste, estamos mandando un mensaje de que la situación es más urgente, es más probable que ocurran crisis con consecuencias más extensas”, ha señalado Bronson, que ha subrayado también la necesidad de que “no sólo se centren en los grandes beneficios de las tecnologías, sino también en los riesgos”.

“La crisis climática, la proliferación de armamento nuclear y la pandemia demandan acción urgente y multilateral, necesitamos un liderazgo con ética y francamente, no lo vemos. Necesitamos líderes como Mandela… La única opción que tenemos es actuar. Y como decía Mandela, siempre parece imposible hasta que se hace”, ha declarado Mary Robinson, que ha demandado a los líderes políticos “visión a largo plazo” pues “nos enfrentamos a múltiples crisis existenciales”.

Así, Sivan Kartha ha mencionado las temperaturas extremas que se han vivido en muchos lugares del planeta o las inundaciones de Pakistán, que han afectado a 33 millones de personas directamente, como ejemplo del aumento del impacto por el cambio climático. “Los países han sido incapaces de acordar el final de los combustibles fósiles”, ha señalado este miembro del IPCC.

Para Elbegdorj Tsakhia lo más preocupante para la seguridad de la humanidad ha sido “el fracaso del liderazgo”, pues considera que los políticos no han sido capaces de hacer caso a las repetidas advertencias científicas de los últimos años: “No podemos seguir como ahora, tenemos que despertar”, ha señalado el ex primer ministro de Mongolia.

LECCIONES DE UNA GUERRA

El Boletín de Científicos Atómicos fue fundado por un grupo de investigadores atómicos que formaron parte del Proyecto Manhattan que desarrolló la bomba atómica durante la II Guerra Mundial. Durante los inicios de esta iniciativa, el que decidía si tocaba ajustar el reloj era Eugene Rabinowitch, editor del Boletín, que tomaba esa decisión tras consultar a científicos y expertos de todo el mundo. Desde que falleció, en 1973, es fijado por un panel de expertos del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín, que es asesorado por su Junta de Patrocinadores de la que forman parte 13 Premios Nobel.

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