NotMid 07/12/2025
EDITORIAL
El aviso ha llegado y es definitivo: la luz de la protección americana se apaga. La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Trump formaliza el divorcio con Europa, rompiendo explícitamente los lazos de dependencia militar y estratégica que definieron la posguerra. Con una claridad brutal, Washington notifica a sus socios que se acabó el tiempo de la tutela: o autonomía estratégica o decadencia.
El documento va más allá del repliegue; es una enmienda a la totalidad del proyecto europeo actual. Al prometer apoyo a los «partidos patrióticos» para «corregir» a Europa, la Casa Blanca no solo se retira, sino que apuesta por la fragmentación interna de la Unión. El diagnóstico estadounidense es lapidario: vaticina la «desaparición» de la civilización europea y la obsolescencia de sus ejércitos en 20 años, al tiempo que regala a Putin el fin de la expansión de la OTAN.
Este viraje histórico no admite parches ni dilaciones. Europa se enfrenta a su mayor desafío existencial sin red de seguridad. Las palabras del expresidente de la Comisión, Durão Barroso, resuenan hoy con urgencia de emergencia: hacen falta «decisiones audaces». Si la UE no despierta ahora para garantizar su propia defensa, quizá no tenga otra oportunidad.
