Ayer no era el día para que un portavoz del PP demostrara que es bilingüe
NotMid 20/09/2023
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Si los pingajos auditivos usados ayer en el Congreso sirvieran para respetar las lenguas en España, los niños ahogados en la inmersión escolar en catalán, vasco o gallego los llevarían en clase y evitarían que su fracaso escolar sea el doble de los que se educan en su lengua materna. Sucede que los que persiguen a los niños de Cataluña para que no hablen en español ni en el recreo no creen en la traducción automática, sino en la eficacia de la humillación, en imponer una lengua sobre otra, en rigor, de unos hablantes sobre otros, porque las lenguas no son de los territorios, total y absolutamente mudos, sino de las personas. Unas mandan, otras tragan.
En teoría, las dos lenguas de Cataluña -modelo que copian todos los nacionalistas- son cooficiales en el ámbito autonómico; en la práctica, a una se la mima y se la impone en todos los espacios públicos; a la otra, se la persigue. La abyecta humillación de la manada separatista al niño de Canet y su familia por querer escolarizarse en español es la misma que ayer los separatistas y la izquierda infligieron a todos los españoles en la mismísima sede de su soberanía nacional. Porque cada diputado representa a todos los españoles, no sólo a los de su distrito electoral o tendencia política. Y eso es así desde el primer parlamento nacional, el de San Felipe Neri, en Cádiz, que votó la Constitución de 1812. Un representante de todos los españoles debe hablar en la lengua común, que es el español. Por respeto a los ciudadanos que le pagan el sueldo y a la lengua en la que debe trabajar. La única en la que nos relacionamos desde hace seis siglos.
Ayer no era el día para que un portavoz del PP demostrara que es bilingüe, sino para defender que la lengua del Congreso debe ser la común, el español, sin la cual, por cierto, se priva de derechos a los votantes, que quedan al albur de los traductores, no siempre fieles ni afortunados. Pero los argumentos de Sémper son igualmente válidos para el Senado. Allí, la mayoría absoluta del PP le permite volver al uso exclusivo del español. Quiero verlo.
En cambio, me gustó el gesto de Vox y contemplar la ruindad de Sánchez cuando quiso colar en la UE sólo el catalán, dejando en la cuneta al gallego y al vasco. A esa cuneta arrojaron ayer estos facinerosos a los españoles y a cuantos hablan español.