NotMid 04/09/2023
OPINIÓN
RAÚL DEL POZO
Una DANA -depresión aislada en niveles altos- azota España en las últimas horas. La gota fría no solo es climática: amenaza al Estado democrático y al mapa de la nación. No sabemos si los rayos van a impedir la investidura de un nuevo Gobierno. La codicia, el oportunismo, el fanatismo de los secesionistas y el Pacto del Tinell hacen imposible cualquier acuerdo nacional para evitar el desguace de la Constitución, ahora todo agravado con la incorporación del PNV a la carrera, que vuelve a las andadas. Esta vez hacen menos ruido y estropicio, y hablan de segunda Transición y de confederación, que es más eufónico, o de un país de países; otros ya no pueden disimular su intención de proclamar la independencia. Todos son desleales a la nación, pero los necesitan los partidos centrales para formar mayorías de gobierno, y los secesionistas se aprovechan exigiendo prebendas y fraudes de ley. Los separatistas han pasado de la España federal que proponía el PSOE a la España confederal de los vascos, mientras los partidos separatistas catalanes siguen luchando y perdiendo por la independencia, pero son los que van a permitir la investidura.
El deber de los patriotas sería evitar las estupideces del Gobierno, pero aquí y ahora patriota es sinónimo de facha o de canalla. Como casi todo lo inventaron los griegos, también idearon el patriotismo. Para ellos, no ser patriota era tan vergonzoso como ser ignorante, y todas las ciudades-Estado competían por la lealtad a Atenas. Aquí planean una confederación de deslealtades basadas en el odio a España, esa epopeya deslumbrante donde los vascos tuvieron papeles de protagonista. Pero ahora siguen con sus fueros, chantajes y planes de independencia. Pretenden reestrenar la impertinencia carlista de Ibarretxe, cuyo plan murió en una tarde en el Palacio de San Jerónimo. Como ha declarado Rodríguez Arribas, ex vicepresidente del TC, el Plan Urkullu es una manifestación más del nacionalismo en fase eruptiva y abre la puerta a la desaparición de España. Añade que la ley que perpetran es una barbaridad jurídica y una traición histórica, sin cabida en la Constitución. FAES avisa de que pretenden hacer añicos la nación española. Urkullu ha vinculado la investidura de Sánchez a un fraude que consiste en la voladura de España y la interrupción de su historia. Un conductor va en sentido contrario por la autopista y muy pocos avisan del trastazo.