La mayor degradación moral y miseria está a las puertas de Europa. Frente a ello tienen que prevalecer los valores del humanismo liberal europeo

NotMid 06/11/2022

EDITORIAL

Las imágenes de las que hoy nos hacemos eco sobre la guerra de Ucrania y la entrevista al forense que las recibe en su móvil para analizarlas muestran el horror que es capaz de cometer el ser humano. Nos hacen testigos de la barbarie, de la mayor miseria y degradación imaginable a las puertas de Europa, que se combaten con la creación de una conciencia moral en torno a los valores del humanismo liberal europeo. También nos recuerdan la obligación de no insensibilizarnos ante los asesinatos, de no girar la cara y resignarnos a aceptar como normal que a escasos metros de nuestras fronteras se están cometiendo atrocidades que, tarde o temprano, serán juzgadas como lo que son: crímenes de guerra. Porque como dice en nuestras páginas el forense portugués Duarte Nuno Vieira, hasta la guerra tiene sus reglas y en esta, se están violando todas.

Como jefe del Consejo Científico de la Corte Penal Internacional, el forense Nuno Vieira ha trabajado en México, Kosovo, Bosnia, EEUU, el Mediterráneo, Siria, India o Pakistán. Ahora recibe en su teléfono móvil escenas de la guerra de Ucrania con la intención de analizarlas y clasificarlas para que en un futuro puedan ser juzgadas en los tribunales correspondientes. Los medios de comunicación y las autoridades ucranianas ya han hallado fosas comunes en Bucha, Borodyanka, Liman, Izium o Mariupol.

Y aunque la verdad de lo que está ocurriendo no se empezará a conocer hasta que termine la guerra, la recogida de evidencias en este instante es fundamental. Así se ha descubierto el uso de munición prohibida, como proyectiles que explotan al tocar un cuerpo, y se han documentado injustificables ataques a civiles: hay fotografías de ciudadanos asesinados saliendo de sus casas, ejecuciones a población no armada y se está evaluando si ciertos misiles de Moscú están programados para caer en zonas residenciales. También salen a la luz cámaras de torturas o el posible uso de camiones crematorios rusos que por fuera parecen vehículos normales pero dentro transportan un horno para destruir las pruebas de los casos más problemáticos. Como recuerda Nuno Vieira, las atrocidades no solo se cometen sobre los muertos, también sobre los vivos: las agresiones sexuales es una de las mayores vergüenzas.

Rusia perpetra crímenes de guerra con desproporción. A costa de la aniquilación de la nación ucraniana, Vladimir Putin no solo trata de reconfigurar el tablero de su influencia geopolítica, sino que persigue la desestabilización de todo el espacio europeo. El apoyo de la UE a Ucrania es más que obligado. Y Kiev haría bien en abrir procesos para dar cuenta de los crímenes que también se cometen en su bando. Así reforzaría su posición ante el invasor y el resto del mundo. Es la manera más contundente de demostrar que los valores de las democracias liberales son los que deben prevalecer, aquellos que anteponen -sobre cualquier interés- la defensa de los valores humanos, una visión digna del progreso y su compromiso para con la sociedad.

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