Hay que preguntarse si la próxima etapa de nuestra vida política arrancará con una medida polarizadora que destruirá cualquier puente entre Gobierno y oposición
NotMid 05/10/2023
OPINIÓN
DAVID JIMÉNEZ TORRES
En su comparecencia tras ser propuesto como candidato a la investidura, Pedro Sánchez evitó decir la palabra «amnistía». Pese a la conciencia generalizada de que este será el precio de su continuidad en la Moncloa, y también pese a las declaraciones de sus propios socios durante las últimas semanas, el presidente ha decidido que esta palabra siga siendo tabú, al menos en el discurso del PSOE. Hace un siglo -y en un contexto muy distinto- Oscar Wilde hizo referencia al «amor que no se atreve a decir su nombre»; hoy el eufemismo podría aplicarse a los acuerdos entre socialistas e independentistas.
Sin embargo, también merecen comentario las palabras que Sánchez sí pronunció. Por ejemplo: el presidente explicó que «la convivencia y la concordia» han mejorado gracias a sus cesiones a los independentistas. En ese preciso momento, en la Universidad Autónoma de Barcelona, la carpa de la asociación estudiantil S’Ha Acabat necesitaba protección policial por las amenazas de un centenar de radicales independentistas. En ese mismo día, la portavoz de la Generalitat declaró que la manifestación contra la amnistía convocada por Societat Civil Catalana es obra de «gente que no suma, no aporta, no quiere construir, simplemente tienen catalanofobia y critican todo aquello que sale de Cataluña». Se ve que la convivencia y la concordia a las que se refieren los socialistas pasa por el regreso forzado a las espirales de silencio que se rompieron durante el procés. No se trata de pasar página, sino de volver atrás un par de capítulos; en otro alarde de deformación semántica, a esto se le llamará progreso.
Hay que preguntarse, además, por esta convivencia y esta concordia que excluyen de los contactos para la investidura al tercer partido más votado de nuestro país, mientras incluyen a formaciones con muchos menos apoyos y un historial democrático sumamente dudoso. Como hay que preguntarse por el futuro de la convivencia y la concordia si la legislatura nace de la amnistía a Puigdemont et al.; es decir, si la próxima etapa de nuestra vida política arranca con una medida polarizadora que destruirá cualquier puente entre Gobierno y oposición. Ya tuvimos un aviso en la réplica de Óscar Puente a la investidura de Feijóo: la nueva concordia será cualquier cosa menos cordial.