Por unos segundos la justicia fue a alojarse en la voz del personaje más merecidamente ridiculizado de la vida pública española en estos meses
NotMid 23/04/2024
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
De todas las señorías que podrían haber preguntado a Koldo por la tranquilidad de su conciencia fue a preguntarle un senador de Bildu. Y en ese preciso instante el sentido moral del asesor de Ábalos, que seguramente lleva décadas dormido, despertó.
-Usted ha dicho que tiene la conciencia tranquila. ¿Podría decirnos entonces quién puede no tenerla? -le espetó un tal Josu Estarrona, incapaz de anticipar la única respuesta posible a su fatuidad.
-Igual ustedes, ¿no? Los primeros -centelleó el reo.
No hubo más preguntas y en el aire quedó flotando el eco incómodo del sonido que hace la superioridad moral al romperse en pedazos. Se acababa de producir un giro de guion que nadie esperaba: el aguacilado alguacilando al alguacil. Y no por delitos contra la hacienda sino contra la vida misma. Por unos segundos la justicia fue a alojarse en la voz lacónica del personaje más merecidamente ridiculizado de la vida pública española en los últimos meses. Y no se trata de blanquear a Koldo: no hay yeso suficiente para encalar sus modales palmarios y sus mordidas presuntas. Pero sospecho que el español medio aplaudió interiormente su réplica al senador del partido que acaba de empatar en escaños con el PNV en el País Vasco; el partido que sigue considerando el asesinato de niños en supermercados o casas cuartel un «ciclo político». Durante aquel ciclo, por cierto, Koldo prestaba servicios de escolta a objetivos de ETA, y el Estado le condecoró por ello.
Insistamos. El imputado García Izaguirre no es nadie para dar lecciones de ética, y menos en sede parlamentaria, y menos cuando su propio nombre bautiza la trama que está siendo investigada por la Audiencia Nacional. Pero su escueto diálogo con el representante de Bildu tiene algo de parábola. No solo porque en el evangelio las lecciones parten a menudo de los estratos más despreciados de la sociedad (putas, publicanos, recaudadores de impuestos) sino porque sin pretenderlo Koldo García restableció el orden de prelación moral que brilla por su ausencia en la deprimente composición del nuevo Parlamento vasco. Ese orden que antepone el quinto mandamiento al sexto y al séptimo, por citar las dos materias de las que se examinaba al compareciente.
Sí. Es más grave malversar para financiar la extranjerización de tus conciudadanos que robar para un ático en Benidorm. Y es infinitamente más grave jalear durante décadas los tiros en las nucas de tus vecinos previamente deshumanizados que lucrarse con el tráfico de mascarillas.