La autonomía de Taiwán está muy amenazada por la estrategia neoimperialista de Pekín

NotMid 04/08/2022

EDITORIAL

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, concluyó ayer una visita a Taiwan que no ha estado exenta de polémica dado que desde la misma Casa Blanca se consideraba imprudente puesto que ha transcurrido en medio de la fuerte tirantez que hoy caracteriza la relación bilateral entre Estados Unidos y China. Pese a todo, Pelosi ha querido protagonizar un gesto del inequívoco apoyo estadounidense a la isla, cuya autonomía está severamente amenazada por la estrategia neoimperialista del actual régimen chino, liderado por Xi Jinping, embarcado en una política exterior mucho más agresiva y ambiciosa que la de cualquiera de sus predecesores, y que constituye una auténtica provocación para el statu quo y las potencias de la región, empezando por Japón.

Para Pekín, Taiwan es parte irrenunciable de su territorio, por más que la isla rebelde disfrute de facto de soberanía desde 1949. La visita de Pelosi, tercera autoridad de EEUU, ha sido interpretada como una provocación por el Gobierno chino, que incluso amenaza con acciones militares. La Casa Blanca, que se ha visto desautorizada, trataba de hacer ayer malabarismos diplomáticos para rebajar la tensión.

Pelosi es la segunda autoridad de mayor rango de Washington que viaja a Taiwan desde que en 1997 lo hiciera el republicano Newt Gingrich. No es la primera vez que la política adopta una actitud desafiante hacia China. Ya lo hizo cuando desplegó hace tres décadas una pancarta en la plaza de Tiananmen en la que se leía: «A los que murieron por la democracia en China». Y hace siete años viajó al Tíbet en apoyo de los derechos humanos y del exiliado Dalai Lama.

El futuro de Taiwan resulta cada vez más inquietante. Después de que Xi Jinping haya violado el compromiso suscrito en su día entre Pekín y Londres para mantener vigente el modelo de un país y dos sistemas en Hong Kong durante al menos medio siglo, la recuperación militar de Taiwan se ha convertido en una obsesión para el Gobierno chino puesto que la isla, faro de libertades y de democracia, representa el modelo antagónico del totalitarismo comunista. Washington está comprometido con la defensa taiwanesa. Y la escalada de tensión tendría dramáticas consecuencias para todo el globo. Basta recordar que la OTAN acaba de dar un paso cualitativo al considerar que China «reta» los intereses, la seguridad y los valores de los países de la Alianza.

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