Es un simpático producto el del plurilingüismo: lo exigen fuera mientras lo desprecian dentro
NotMid 03/08/2023
OPINIÓN
LEYRE IGLESIAS
¿Por qué no va a poder hablarse euskera, catalán y gallego desde la tribuna del Congreso? Son la lengua materna de muchos españoles y el Congreso nos representa a todos. La propuesta de Sumar no suena mal, como muchas de las que vienen del nacionalismo y que la izquierda identitaria compra sin leer el prospecto, pero presenta algunos inconvenientes.
Uno de ellos es que el nacionalismo catalán y en menor medida el vasco plantean esta dulce apertura en las Cortes mientras en sus territorios hacen lo posible por que la lengua común sea extraterrestre: en el colegio, en la tele, en las comunicaciones entre los ciudadanos y sus ayuntamientos. Es un simpático producto el del plurilingüismo: lo exigen fuera mientras lo desprecian dentro.
Otra cosa curiosa tiene que ver con la utilidad: debe de ser doloroso para ellos, pero, según tenemos entendido, las conversaciones entre Otegi y Junqueras o entre Ortuzar y Puigdemont se desarrollan en la lengua que los une, que es el español. Esa que el Parlament desterró hasta la entrada de tres diputados de Ciudadanos porque hablarlo es de parias y/o colonos. Y esa que probablemente se habría desterrado del Parlamento vasco si no fuera porque el euskera les resulta difícil hasta a los cargos del PNV.
Luego está lo de siempre: sería visibilizar un poco más lo que nos separa en vez de lo que nos une, en ese esfuerzo denodado de los partidos nacionalistas por dejar constantemente claro que su mundo es otro, que los catalanes y los vascos son distintos, más listos, más ricos, más educados, con lengua propia, ¡pueblos ancestrales! Que se note siempre: con la banderita en la muñeca, forzando el acento, señalando la diferencia. Y luego se meten con Vox.
No hay impedimento, en todo caso, para que el Congreso se muestre plurilingüe, aunque sea para satisfacer a los príncipes del monolingüismo. La democracia y la pluralidad de España son tan anchas que en ellas cabe casi todo. Y si caben con honores quienes quisieron destruirlas y prometen volver a hacerlo, ¿cómo no van a caber las lenguas cooficiales en el Congreso? Además, viene bien hablar de esto en público, que así en privado se habla de dinero. Aunque quizá cabría preguntarse por qué el árabe no debe seguir el mismo camino, teniendo en cuenta que hay más españoles criados en árabe que en euskera. No habría motivos para impedirlo. Con suerte es uno de los asuntos que el presidente en funciones está negociando en Marruecos.