Feijóo, quien apenas lleva dos semanas al frente del PP, es ya el líder más valorado por los españoles, que mayoritariamente creen que será el inquilino de La Moncloa tras las próximas generales. El todavía presidente de la Xunta ha enterrado ya la era Casado.
NotMid 17/04/2022
EDITORIAL
Tienen motivos en el Partido Popular para el optimismo porque la llegada de Feijóo ha devuelto la ilusión al electorado del centroderecha y el ascenso en intención de voto a escala nacional es notable. Sin embargo, también deben extremar la prudencia y, sobre todo, darse prisa en la revitalización de un proyecto sólido que sea percibido como una alternativa creíble al sanchismo y que pueda ensanchar todavía mucho más los flancos de apoyos ante las urnas. Porque hoy una hipotética suma de PP y Vox se conformaría con 168 escaños, lejos aún de una mayoría suficiente que garantice la alternancia en Moncloa y, sobre todo, la estabilidad y la gobernabilidad. El efecto Feijóo hace que el PP gane 1,6 puntos en apenas un mes y ya hay un empate técnico con el PSOE. Se confirma el agotamiento del sanchismo, que no ha conseguido rentabilizar nada la crisis sufrida por el principal partido de la oposición.
Feijóo, quien apenas lleva dos semanas al frente del PP, es ya el líder más valorado por los españoles, que mayoritariamente creen que será el inquilino de La Moncloa tras las próximas generales. El todavía presidente de la Xunta ha enterrado ya la era Casado, logra robar 400.000 votos a Sánchez -lo que da idea del importante margen que tiene para avanzar en el centro- y ha frenado a los de Abascal, que con la anterior dirección de Génova no dejaban de crecer en intención de voto.
Hoy Vox mantiene, eso sí, un extraordinario resultado del 17,5%, -63 escaños-, similar a lo que obtenía antes de que estallara el apocalipsis en el PP. El reto de Feijóo es conseguir para su partido esa «victoria amplia» que reclama y que sí permitiría una fórmula de gobernabilidad. Que las cosas se hagan bien en Castilla y León con el primer Ejecutivo de coalición entre PP y Vox será decisivo para la alternancia en toda España.
Ciudadanos desaparece -también por el efecto Feijóo-. Y el que sigue hundido es Podemos, con apenas el 10,5%. Esto, sumado al estancamiento del PSOE -hoy los dos solo suman 131 diputados-, hace inviable que formaran ningún Gobierno digno de tal nombre, porque necesitarían prácticamente a todos los partidos del Parlamento que no sean PP y Vox. Por esa desesperación el sanchismo no deja de gritar «que viene la ultraderecha», sin ningún eco, como se ve.
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