NotMid 20/03/2023
EDITORIAL
España tiene a su alcance la oportunidad de convertirse en un epicentro del hidrógeno verde en Europa. O lo que es lo mismo: de fomentar una revolución industrial que contribuiría a la descarbonización de la economía y a acabar con una dependencia energética agudizada con la guerra.
El hidrógeno verde es un combustible limpio con usos variados: materia prima para fabricar fertilizantes y derivados del petróleo -dos industrias muy contaminantes-; podría emplearse para la calefacción y se pretende que sea la base de combustibles sintéticos que reduzcan las emisiones de la aviación, del transporte marítimo y ferroviario. Pero para que funcione, hay que avanzar en una agenda estratégica.
La idoneidad de España como enclave para la generación de energías renovables es conocida. De hecho, ahora mismo en Puertollano se están desarrollando proyectos que lo convertirán en una suerte de hub europeo de hidrógeno verde. Sin embargo, si el objetivo es su máxima integración en la actividad energética e industrial, se requieren cambios: un sistema de ayudas públicas que impulse la demanda y un marco regulatorio adecuado (legalmente, el hidrógeno en España ni se considera una fuente de energía). Sin estas bases no se puede propiciar el cambio hacia un mercado energético apoyado en la sostenibilidad.