La reclamación independentista del derecho a la autodeterminación no cabe ni en el derecho internacional ni en el derecho constitucional
NotMid 02/10/2023
OPINIÓN
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
«La retirada es la operación militar más difícil». Esta afirmación del teórico de la guerra Clausewitz sirvió a Hans Magnus Enzensberger para construir el concepto de «héroes de la retirada». Los héroes, observó en 1989 al calor de la caída del muro de Berlín y de los procesos de democratización en Europa Central y Oriental, ya no son los que triunfan, vencen o conquistan sino los que representan «la renuncia, la demolición, el desmontaje».
Dos de ellos llamaron su atención: el general polaco Jaruzelski, que impuso la Ley Marcial en Polonia para evitar una invasión soviética, prefiriendo el oprobio a la ocupación de su país, y nuestro Adolfo Suárez, que desmanteló el régimen que había jurado defender. Los dos fueron acusados de traidores, los dos brillan hoy como hombres que hicieron lo correcto sin importarles el coste personal.
Si nuestra Transición a la democracia tuvo éxito es porque todos los actores que participaron en ella hicieron grandes renuncias. El PCE aceptó la Monarquía y la democracia liberal; los socialistas renunciaron al marxismo y, posteriormente, aceptaron la OTAN; los militares aceptaron la legalización del PCE; los sindicatos de clase, la economía de mercado; los empresarios, una economía social; y la Iglesia, la aconfesionalidad del Estado. Sin embargo, aunque los nacionalistas renunciaron a la autodeterminación apoyando una Constitución que proclamaba, a la vez, la unidad de la nación y su descentralización, no lo hicieron todos, y tampoco de forma sincera ni completa.
Imaginen ahora que la formación de Gobierno en España dependiera de que un partido de 14 escaños y 854.000 votos (lo que suman Junts y ERC) estuviera exigiendo la confesionalidad del Estado, la ilegalización de otros partidos políticos, la nacionalización de las principales empresas del país, la salida de la OTAN, la proclamación de la república o la supresión de la educación, de la sanidad o de las pensiones públicas.
La reclamación independentista del derecho a la autodeterminación no cabe ni en el derecho internacional ni en el derecho constitucional. Según el Índice de Autoridad Regional (RAI), España es el segundo país más descentralizado del mundo después de Alemania. Puigdemont y Junqueras son los héroes de la retirada que Cataluña no tiene. Piensan que decir la verdad es traición y seguir mintiendo a los catalanes, honroso.