La votación, muy ajustada, no logra los apoyos necesarios, mientras crece la tensión en la calle
NotMid 20/03/2023
EUROPA
El Gobierno francés ha salvado por los pelos la moción de censura que pretendía tumbar la polémica reforma de las pensiones, aprobada el jueves por decreto, sin voto de la Asamblea. Se habían presentado dos y la que tenía más posibilidades , la del grupo Liot, ha conseguido reunir a la izquierda y la ultraderecha, pero les ha faltado un puñado de votos para obtener la mayoría absoluta, 287. La moción ha sido rechazada al reunir 278 escaños.
La controvertida ley que pretende retrasar la edad de jubilación sale adelante in extremis, con siete de cada 10 franceses en contra y casi todo el arco parlamentario, tras dos meses de protestas y 10 jornadas de huelga general. Macron la salva en los escaños, pero no en la calle, un hervidero de descontento que amenaza con empeorar.
La mecha de la cólera ciudadana ardió el pasado jueves, cuando decidió aprobar la reforma a través del artículo 49.3 de la Constitución, que permite hacerlo sin voto, ante las dudas de contar con los apoyos necesarios en el Hemiciclo.
La izquierda y la extrema derecha ya han anunciado que recurrirán al Consejo Constitucional. Se habían presentado dos mociones para intentar frenar la ley. La del grupo de Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional), sin posibilidades, y la del grupo Liot, apoyada por la mayoría, pero que necesitaban movilizar a la mitad de los diputados de Los Republicanos (61 escaños). Su presidente había dado la consiga de no votar para no agravar el caos. Muchos de estos parlamentarios lo han hecho, pero no los suficientes.
La tensión se ha mantenido hasta el último momento. Macron también contaba con su apoyo para aprobar la reforma en la Asamblea, pero la división dentro del partido y las dudas sobre si lograría los apoyos le llevaron a decidir no votar y usar el artículo 49.3, para no correr riesgos.
“Asumimos haber participado en esta reforma”, ha defendido el diputado de Los Republicanos Olivier Marleix, en su intervención: “No nos asociaremos a aquellos que están bajo el slogan ‘romperlo todo o la revolución'”, ha dicho.
CRÍTICAS A BORNE
En sus intervenciones los parlamentarios han tenido duras palabras para la primera ministra, Elisabeth Borne. “Con el 49.3 han traicionado al pueblo, no tiene legitimidad”, ha dicho la diputada de Nupes, Mathilde Panot. “Su Gobierno está ya muerto”.
“Defendemos muchos valores que se han atacado con este texto de las pensiones”, ha sostenido Charles de Courson, diputado de Liot, en su intervención.
Cuando Borne ha tomado la palabra los diputados de la izquierda han abandonado el Hemiciclo. La primera ministra ha criticado el “antiparlamentarismo” la actitud de la izquierda, que “ha intentado siempre impedir el debate”. Son “parlamentarios que dicen que la calle es más legítima que las instituciones”, ha criticado.
TENSION EN LAS CALLES
La ley pretende elevar la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64 y adelantar la exigencia de cotizar 43 años a 2027. Se opone siete de cada 10 franceses, que apoyan además la dimisión de Borne. Esta ha convocado esta noche a los partidos de la mayoría presidencial en una reunión. Aunque no está obligada a dimitir, lo más probable es que el presidente la reemplace, dado que es la cara visible de esta impopular reforma. Si lo hiciera, trataría de hacer borrón y cuenta nueva.
Esto no parece muy probable si se echa un vistazo a la calle. Inflexible con la reforma a pesar de ponerse el país en contra, Macron se enfrenta a la mayor crisis social desde la de los chalecos amarillos, el movimiento de protesta que marcó su primer mandato. Fue reelegido hace un año y aún le quedan cuatro más de este segundo, también marcado por el descontento ciudadano.
Desde el pasado jueves se suceden las protestas, muchas violentas, con quema de contenedores y barricadas. El clima podría caldearse rápidamente y ya por la mañana, antes de la votación de las mociones, se sucedían los bloqueos en muchas ciudades del país, en Rennes se bloqueaba en tráfico esde primera hora de la mañana. La mayor refinería del país, en Normandía, está parada y en muchas ciudades hay colas ya para repostar carburante.
Lo que mejor representa en caos que vive Francia estos días son las 10.000 toneladas de basura que innundan París desde hace dos semanas, cuando los basureros se pusieron en huelga. Interior ha intentado movilizar personal a la fuerza para recoger parte, pero en algunos casos se ha impedido. Algunos manifestantes radicales han aprovechado estos días para quemarla.
Los sindicatos ya han dicho que seguirán con las movilizaciones y hay una jornada de paro (la décima ya) convocada para el jueves. Esta tarde miles de personas se concentraban en los alrededores de la Asamblea. La policía francesa ya prohibió el jueves las concentraciones en la Plaza de la Concordia, convertida en símbolo de la protesta y la resistencia frente a esta ley.
El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, ha multiplicado las intervenciones en medios en los últimos días para insistir en los argumentos financieros de la reforma, que el Gobierno defiende como necesaria para equilibrar el sistema, que ya ha entrado en déficit pues hay más retirados cobrando una pensión que trabajadores en activo para pagarlas. “La responsabilidad política es explicar la realidad, no hacer falsas ilusiones a los ciudadanos”, dijo por la mañana Le Maire.
Agencias