Las fuerzas ucranianas aseguran resistir aún en Mariupol gracias a la red de túneles de la era soviética
NotMid 19/04/2022
MUNDO
La atribulada historia de Ucrania ha retrocedido a 1943, cuando las llanuras de Donbás se convirtieron en el escenario de muchas de las batallas más sangrientas y brutales de la Segunda Guerra Mundial.
“Podemos decir que las tropas rusas han comenzado la batalla de Donbas, para la que se han estado preparando durante mucho tiempo. Han dedicado a esta ofensiva una gran parte de todo su ejército ruso. No importa cuántos soldados rusos traigan aquí, lucharemos. Nos defenderemos“. Así anunciaba el lunes por la noche el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el inicio de la esperada arremetida de Moscú que da comienzo a una fase muy distinta de esta guerra.
Uno de los departamentos del gobierno ucraniano indicó que sólo durante la última jornada, el ejército local repelió 7 ataques rusos en la zona de Donetsk y Lugansk, destruyendo más de una veintena de vehículos blindados, un avión de combate Su-30 y cuatro drones.
La embestida rusa se ha extendido desde las inmediaciones de Izyum, en el noreste del país, hasta Jersón, en el sureste, aunque en esta última región las tropas leales a Vladimir Putin tuvieron que replegarse tras sufrir graves pérdidas, según informaron las autoridades locales. Los prorrusos también han comenzado el asalto a la acería de Azovstal en Mariupol, reducto de la resistencia ucraniana.
El gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai, describió la situación como “un infierno” en un texto que publicó en su página de Facebook. Los rusos, apoyados por salvas masivas de artillería y aviación, han capturado ya la ciudad de Kreminna y ahora pelean por las villas de Roubijne y Popasna. Gaidai pidió la evacuación “inmediata” de toda la población civil de su región ya que la situación -añadió- es “muy grave”.

CAMBIO DE ESTRATEGIA
Moscú ha cambiado profundamente su estrategia para iniciar este ataque concentrando ahora en un pequeño espacio un total de 76 agrupaciones tácticas frente a las 120 que utilizó en el asalto inicial, dispersas a lo largo de una enorme línea que se extendía desde Bielorrusia hasta la Península de Crimea. Los expertos estiman que esas unidades suelen incluir entre 700 y 1000 soldados, lo que supondría que Moscú ha lanzado hasta un máximo de 76.000 uniformados al campo de batalla.
Sin embargo, Kiev mantiene que las fuerzas rusas siguen careciendo de suficiente personal y están obligando a la población de las villas capturadas a incorporarse a sus filas. Afirma que eso ha ocurrido ya en las zonas del Donbás y en Izyum.
Kiev tenía unos 30.000 soldados desplegados en la zona antes del inicio de la presente invasión, que han sido reforzados en las últimas jornadas por tropas provenientes del oeste.
La región es un territorio de enormes espacios llanos propicios para los avances de las fuerzas blindadas y la acción de la artillería, lo que hace anticipar una confrontación todavía más sangrienta y brutal que la que se registró en torno a las zonas urbanas del norte del país.
Tanto Rusia como Ucrania disponen de un nutrido contingente de artillería pesada de origen soviético y nombres asociados a flores o árboles que quizás pretenden mitigar sus efectos letales: el obús Clavel de 122 milímetros, el mortero Tulipán de 240 milímetros o el cañón autopropulsado Acacia de 152 milímetros.
El gran riesgo que enfrentan las fuerzas ucranianas que defienden ciudades como Kramatorsk o Slovyanska es quedar cercadas en una amplia bolsa que les aísle de las líneas de abastecimiento procedentes del oeste del país, copiando el desarrollo de las grandes confrontaciones que se libraron allí durante la última guerra mundial. En aquel entonces, el ejército soviético quebró las líneas defensivas de sus adversarios alemanes en 1943 tras ganar el control de Stalingrado y aisló a sus militares en pequeños grupos que después aniquiló con sus cañones.
LA BATALLA POR EL CONTROL DE MARIUPOL
La estratégica confrontación por el control de Mariupol no ha concluido pero por primera vez en semanas el jefe militar de las fuerzas ucranianas que resisten en un sector de esa población, el teniente coronel Denis Prokopenko, pidió a la comunidad internacional que permita la evacuación del millar de civiles que permanecen refugiados junto a los militares en el enorme complejo industrial de Azovstal.
“Nadie cree a los ocupantes, por lo que pido a los políticos de todo el mundo civilizado que organicen un corredor (humanitario), que brinde las garantías de seguridad para evacuar de inmediato a los civiles, los heridos y los cuerpos de los soldados muertos, que deben ser enterrados con honores”, se escuchaba decir a Prokopenko.
Los uniformados de Azov difundieron también un vídeo en el que se podía apreciar a un amplio número de pequeños instalados en los refugios subterráneos. Las imágenes permiten ver a los menores en habitáculos equipados con literas y repletos de ropa colgada de tuberías. Una de las civiles atrapadas en el lugar es una joven con un bebé de chupete.
El llamamiento de Prokopenko se sumó al que había realizado horas antes Serhiy Volyna, jefe de otra unidad, los Marines, que dijo que sus subalternos siguen resistiendo pero “necesitan ayuda”.
“En nuestros búnkeres se esconden mujeres, niños, incluso bebés. En su mayoría son familiares de nuestros militares, a los que buscan los rusos. Sin calefacción, agua o comida. Todos los días nuestros heridos mueren bajo un tormento insoportable, porque hace mucho que se acabaron las medicinas, los desinfectantes y la anestesia”, se leía en una misiva publicada en un diario local.
El jefe de la policía de esa localidad, Mykhailo Vershynin, declaró asimismo a la televisión local que cientos de “mujeres, niños, viejos y huérfanos” se ocultan en la fábrica de acero que se ha convertido “en un escondite que les permite sobrevivir por un tiempo determinado”.
Uno de los fundadores de Azov -una polémica formación de ideología ultraderechista- , Andriy Biletsky, explicó hace días que de los 4.000 uniformados que defendían inicialmente la población sita en la costa ucraniana, cerca de 2.000 permanecen atrincherados en torno a Azovstal, un ingente complejo industrial construido en la era soviética, que dispone de una amplia red de túneles y refugios ideales para el tipo de resistencia que mantienen los militares locales, basada en ataques sorpresa y emboscadas. Los asediados han conseguido recibir algún avituallamiento gracias a las arriesgadas entregas que han realizado los helicópteros ucranianos, pero sus reservas merman cada día.
Biletsky relató al diario Financial Times que “un gran número de personas han muerto” o han tenido que sufrir amputaciones “debido a la gangrena, como en el siglo XIX” ante la falta de medicamentos.
El propio ministerio de Defensa británico ha reconocido que la resistencia extrema de los soldados ucranianos acorralados en Mariupol ha servido para bloquear el avance ruso en otros frentes. Sus homólogos estadounidenses opinaron que Moscú mantiene al menos 12 Batallones Tácticos en esta localidad.
“Si los rusos capturan Mariupol, podrían usar estas fuerzas en otras partes”, explicó el Departamento de Defensa de EEUU en su último análisis sobre el desarrollo de la conflagración.
Mientras, Rusia ha vuelto a dar este martes otro ultimátum a los ucranianos para que se rindan en Mariupol.
INCONTABLES DAÑOS A LA INFRAESTRUCTURA DEL PAÍS
La nueva arremetida rusa puede agravar la devastación que ya se ha abatido sobre el país, que ha dañado o destruido ya entre el 20 y el 30 por ciento de la infraestructura ucraniana, según el ministro del ramo, Oleksander Kubrakov.
Según declaró este representante del gobierno a la agencia Reuters, el conflicto ha dejado inservibles al menos 300 puentes y más de 8.000 kilómetros de carreteras, con un coste total de más de 100.000 millones de dólares.
Todavía no se puede anticipar cuál será el impacto de esta acometida sobre la población ucraniana que había comenzado a regresar a ciudades como la propia Kiev. Las autoridades locales aseguran que el pasado fin de semana la cifra de ucranianos que volvieron al país comenzó a superar a las que huían.
El departamento de Fronteras ucraniano dijo que ya han vuelto 1 millón de ciudadanos de este país. El alcalde capitalino, Vitaliy Klitschko, aseguró por ejemplo que la principal localidad del país tiene ya una población de 2,12 millones de residentes frente a los cerca de 3 millones que albergaba antes del inicio de la guerra.
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