Tras pasar menos de 24 horas en el territorio ruso, los rebeldes apoyados por Ucrania comparecen ante la prensa utilizando el mismo lenguaje que usaban los separatistas del Donbás secundados por Moscú en 2014
NotMid 25/05/2023
MUNDO
Todo el operativo estuvo organizado, vigilado y controlado por el ejército ucraniano. El mismo escenario donde se desarrolló la cita, no lejos de la frontera rusa, era una base militar de las fuerzas de Kiev.
Sin embargo, el lunes, cuando se hizo pública la incursión en Belgorod de los dos grupos opositores rusos, Mykhailo Podolyak, un asesor del presidente Volodimir Zelenski, se refirió a los sucesos negando cualquier implicación de las autoridades ucranianas.
“Estamos vigilando los eventos de Belgorod con interés y estudiando la situación pero no tenemos nada que ver con ellos. Como saben, los tanques se pueden comprar en cualquier tienda rusa y esos guerrilleros son ciudadanos rusos“, señaló.
Fue exactamente la misma dialéctica que utilizó el régimen de Vladimir Putin en 2014 cuando fue acusado de apoyar a las milicias separatistas que iniciaron la guerra en Donbás. En aquel entonces llegó a decir, como ahora, que los rebeldes podían haber conseguido sus armas “en un supermercado militar”.
“Los rusos nos ayudan pero sólo con ayuda humanitaria y medicinas”, declaró en esas jornadas uno de los comandantes de los milicianos apoyados por Moscú.
Este miércoles, los militantes de la Legión de la Rusia Libre y el Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK) que protagonizaron el asalto a la provincia rusa de Belgorod se presentaron ante la prensa para repetir un mensaje casi idéntico admitiendo al final que gran parte del operativo que organizaron en esa zona pretendían ser una especie de revancha por lo ocurrido en 2014.
“Ellos usaron ese juego y ahora nos toca jugar a nosotros”, reconoció Denis Kapustin, jefe del RDK. Previamente, un informador le había preguntado si no le parecía irónico que estuviera hablando como lo hacían los adeptos de Putin hace 8 años y el singular personaje respondió: “Soy ruso y todo lo aprendí en Rusia”.
Su compañero de correrías, Cesar (nunca da su apellido), el vicecomandante de la Legión de la Rusia Libre, también se mantuvo aferrado a ese guión y dijo que lo suyo había sido una “operación de mantenimiento de paz”, la misma terminología que usa Moscú en referencia a los soldados que mantiene en apoyo de las autoridades de territorios separatistas como Osetia del Sur (Georgia) o Transnistria (Moldavia).
“Fuimos a responder ante la petición de ayuda de nuestros hermanos de Belgorod que fueron bombardeados por un avión ruso”, señaló en referencia al accidente que sufrió un Sukhoi-34, que sin pretenderlo dejó caer una bomba sobre esa ciudad el pasado 21 de abril. “Los ucranianos sólo nos han alentado”, indicó Kapustin. “Cualquiera puede comprar estas armas en el mercado libre”.
Cuando alguien les preguntó de donde procedían su financiación, César alegó que “de gente que nos apoya, incluidos rusos que inteligentes que entienden que hay un futuro más allá de Putin”.
Así, en tono de mofa y chanza, se dio por zanjada este miércoles la inesperada arremetida de los opositores rusos en su propio país, donde admitieron que habían pasado “unas 24 horas”.
“Hemos conseguido nuestro objetivo, que primero era soltar una bomba informativa, y después obligar a Rusia a enviar tropas a la frontera”, precisó Kapustin.
Los uniformados se presentaron en la base agrupados en torno a un vehículo blindado ruso que dijeron haber capturado en su reciente arremetida. Algunos de los presentes aparecieron encapuchados y todos ellos portaban uniformes idénticos a los que usan las Fuerzas Armadas de Ucrania.
La sorna continuó cuando alguien les preguntó por sus diferencias ideológicas, dado que el RDK es un grupo de ideario neonazi y la Legión una formación de izquierdas.
“Tenemos unas pequeñas diferencias”, admitió César.
La peculiar alianza de opositores a Vladimir Putin precisó que la “fase activa” de su ofensiva ha concluido aunque anunciaron nuevas acciones en el país vecino. Según sus palabras, sus fuerzas llegaron a capturar el paso fronterizo y un entorno de unos 40 kilómetros cuadrados, donde figuraban 3 pequeñas aldeas.
“La reacción rusa fue muy estúpida y lenta. Pasaron 5 horas sin saber que hacer. Se han gastado millones en fortificaciones, pero a la hora de la verdad le das un empujón y se derrumba. Todo el régimen de Putin es falso“, comentó César.
“Esto sólo es el comienzo”, agregó.
Según Kapustin -que volvió a repetir que no reniega de su ideología radical-, “la gente ha comenzado a escribirnos en las redes sociales diciendo que son de Belgorod y que quieren pelear junto a nosotros”.
“Nuestro propósito es acabar con el régimen de Putin y liberar a nuestro país”, manifestó César.
Las dos agrupaciones negaron haber sufrido ninguna baja mortal como aduce Moscú, que dijo haber “eliminado” a más de 70 opositores e incluso difundió imágenes de supuestos cadáveres en sus redes sociales. “Sólo hemos tenido unos pocos heridos”, aseveró Kapustin.
La sorprendente operación de la Legión y el RDK obligó a Moscú a evacuar a más de un centenar de civiles de 9 poblaciones fronterizas, y a enviar refuerzos comandados por el conocido general Alexander Lapin, que ya participó en la invasión de Ucrania.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, anunció durante la jornada una “respuesta extremadamente dura y rápida” a este ataque que pone en cuestión la fortaleza de la línea defensiva de Rusia en su linde y permitiría abrir un nuevo frente para los grupos rebeldes aliados de Ucrania. “Hemos bloqueado y derrotado a los grupos nacionalistas, les hemos empujado de vuelta al territorio ucraniano”, proclamó.
Pese a la intervención de Shoigu, las autoridades de Belgorod reconocieron varios incidentes durante las última horas incluidas explosiones en la ciudad del mismo nombre.
El gobernador de esa zona, Viacheslav Gladkov, se sumó a las voces críticas que se multiplican en Rusia y que cuestionan el desarrollo de toda la acometida contra Ucrania. Cuestionado por uno de los vecinos, que puso de relieve la fragilidad de la frontea, Gladkov, replicó: “Tenemos más preguntas para el ministro de Defensa, que las que usted me hace”. “Tenemos que aprender de nuestros errores”, puntalizó.
La invasión de Belgorod añadirá casi con toda seguridad cuestionamientos a toda la estrategia del Kremlin en ese conflicto, reprobaciones que cada vez son más explícitas y púbicas. El mismo jefe del grupo paramilitar Wagner lanzó este martes otra oleada de diatribas contra los que en teoría son sus superiores en una entrevista donde fue concluyente. “Estamos a punto de joder Rusia”, apostilló.
“Ibamos a desmilitarizar a Ucrania y los hemos militarizado. Tienen uno de los ejércitos más fuertes”.
En Ucrania, tanto Cesar como Kapustin se pronunciaron en contra de cualquier incursión del ejército ucraniano en Rusia. “Es nuestro asunto. Esto es una guerra civil y no vamos a parar hasta que liberemos Moscú y lleguemos a Vladivostok (en el este de Rusia)”, apuntó el primero.
“Hoy han sido 40 kilómetros pero mañana serán 100”
Agencias