Lagarde adoptará una decisión en septiembre basada en los datos y el primero ya refleja que la política monetaria está afectando a la economía
NotMid 24/08/2023
EUROPA
A tres semanas de que el Banco Central Europeo (BCE) celebre la próxima reunión en la que decidirá si lleva a cabo la décima subida de tipos consecutiva o se decanta, por primera vez, por una pausa, la balanza empieza a inclinarse hacia uno de los dos escenarios. Christine Lagarde pidió datos para tomar una decisión el próximo 14 de septiembre y el de ayer fue revelador. La zona euro dio a conocer el PMI (índice de gestores de compra) de agosto que se colocó en terreno negativo por segundo mes consecutivo. Cayó, de forma inesperada, hasta los 47 puntos (por debajo de 50 indica contracción) y mucho tiene que cambiar la foto en septiembre para que la Eurozona no protagonice su primer trimestre de caída del PIB, que podría rondar el 0,2%.
Detrás del frenazo de la economía se encuentra el sector exportador. Las manufacturas no levantan cabeza como tampoco lo hace Alemania, una economía muy vinculada a las ventas de su industria en el extranjero que lleva desde el verano pasado con la locomotora parada. Lagarde es consciente de que la demanda exterior se está ralentizando ante el parón financiero de las economías y por unos costes disparados debido al avance de la inflación en todo el mundo.
El BCE ya descontaba esta situación, pero ahora lo que puede ser determinante y pesar en su futura decisión sobre los tipos es el sector servicios, aquel que hasta julio le quitaba el sueño a Christine Lagarde. Según la presidenta del organismo, el terciario era el responsable de que los precios en la zona euro no bajaran, menos aún en plena temporada alta de verano, a lo que sumaba la subida de los salarios como los dos elementos más inflacionistas de la economía europea, una vez que se ha superado la crisis del gas y, según el BCE, de la cesta de la compra también. Pues bien, agosto demostró que el sector servicios ya no crece. Y no solo eso, sino que registró su peor caída de los últimos 30 meses, allá por enero de 2021 en pleno repunte del Covid.
Ante esta situación los analistas creen que Lagarde podría mostrarse más favorable a pausar la escalada de los tipos de interés en la zona euro, ahora en máximos de 2008 (del 4,25% en el tipo de refinanciación y del 3,75% para la facilidad de depósito). “Los datos son los que nos dirán cuándo y cuánto terreno más debemos cubrir en septiembre y en reuniones posteriores”, afirmaba Lagarde el pasado mes de julio después de anunciar una nueva subida más.
Rosa Duce, directora de Inversiones en Deutsche Bank España, no descarta que la debilidad que se está viendo en las manufacturas “sea más que cíclica” un elemento persistente y en el caso del “debilitamiento de los servicios podría revelar que la transmisión monetaria es más fuerte de lo que esperaban los halcones” del BCE, que ahora se encontrarían ante el “desafío” de decidir qué hacer en septiembre cuando la inflación está lejos de su objetivo del 2%.
El último dato disponible, del mes de julio, refleja una caída del IPC, hasta el 5,3%, y una estabilización de la tasa subyacente (aquella que excluye la energía, combustible y productos frescos) hasta el 5,5%. Y mientras el BCE espera cumplir con su mandato único, los datos se van acumulando sobre la mesa, a pesar de que es bien conocido que las decisiones de política monetaria tardan entre 18 y 24 meses en calar realmente en las economías.
Aun así, las peticiones de préstamos por parte de las empresas están en mínimos históricos ante los mayores costes de financiación; también las de particulares se han resentido notablemente; y esto ha llevado a las ventas de vivienda a desplomarse. Pero también la subida de intereses de los préstamos se ha llevado por delante a las empresas más endeudadas, y ha disparado a máximos el número de quiebras.
La posible recesión del tercer trimestre “echa por tierra las perspectivas de una subida de tipos y confirma que el ciclo de subidas del BCE se ha completado, aunque es demasiado pronto para que Lagarde confirme oficialmente esta opinión”, sostienen desde Monex Europe, porque sería difícil justificarlo con los precios todavía fuera de control.
COMPRAS DE DEUDA
Los inversores se han lanzado a comprar deuda europea y a vender la estadounidense en un claro movimiento de dinero allá hacia donde todavía ven recorrido. La fortaleza que está mostrando la economía de EEUU a pesar del alza de tipos de interés hace pensar en que Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, pueda dejar entrever este viernes una última subida, cuando estos ya están en cotas del 5,25-5,5%. Hay que tener en cuenta que una mayor rentabilidad implica caídas en los precios de los bonos.
Por el contrario, es algo que se empieza a descartar en la Eurozona, teniendo en cuenta que comienza a dar señales de recesión. Frente a los mínimos de rentabilidad a los que cotiza el bono europeo, la deuda americana a diez años se encuentra en máximos de 2007, sobre el 4,2%.
Agencias