Merkel, que por su pasado y por su dominio del ruso se suponía mejor conocía a Putin, erró por completo en su diagnóstico
NotMid 17/04/2022
OPINIÓN
JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA
Noa, de 13 años, ha resumido esta guerra a la perfección en un sencillo dibujo en el que una manguera conecta el boquerel de un surtidor de gasolina y un fusil Kaláshnikov. En la segunda fase de la invasión, Putin se dispone a lanzar un asalto masivo sobre el este de Ucrania. Y nosotros nos disponemos a financiarlo con los pagos por sus exportaciones de gas y petróleo, que este año alcanzarán una cifra récord debido al encarecimiento provocado por la guerra. La jugada ha sido perfecta (para Putin): cada año anterior a la contienda, la UE ha transferido a Rusia una media de 60.000 millones de euros como pago por sus importaciones energéticas, una cifra trágicamente coincidente con el presupuesto de defensa ruso.
Nos hemos equivocado. Y la gente ha muerto. Y lo peor es que se podía haber evitado. Porque ya en 2008, después de la guerra de Georgia, numerosos analistas advirtieron de que la credibilidad de la política exterior y de seguridad de la Unión Europea no dependía tanto de sus capacidades militares (la defensa del continente, recuerden, está garantizada por la OTAN) como de la capacidad de su política energética de diversificar sus fuentes de aprovisionamiento e interconectar sus mercados. Advertencias que se reiteraron después de la anexión de Crimea y la secesión forzada del Donbás en 2014. Pero no solo no se hizo nada, sino que se profundizó en la dependencia energética de Rusia con la construcción de nuevos gasoductos, el cierre de centrales nucleares, la negativa a construir regasificadoras y el rechazo a interconectar mercados.
En todo ello, Alemania tiene una responsabilidad tan especial como paradójica. No es de extrañar que las élites alemanas oscilen entre el shock y la negación. Para el país cuyo militarismo causó tanta muerte y destrucción en el pasado, tiene que resultar difícil asumir que ahora haya sido su extremo y naif pacifismo el que haya contribuido de forma decisiva a alimentar otra guerra. Angela Merkel gobernó Alemania entre 2005 y 2021. Contracorriente, algunos señalamos que su política hacia Rusia cuestionaba severamente su gestión. Ahora, cada día de guerra evidencia esa realidad. La mujer que por su pasado y por su dominio del ruso se suponía mejor conocía a Putin erró por completo en su diagnóstico. Y a su lado, como cooperadora necesaria, Francia, ansiosa de jugar a la gran potencia con Moscú, ha contribuido a profundizar el agujero en el que estamos. La negligencia con resultado de muerte se llama negligencia criminal.
ElMundo