En la desesperada lucha contra el ocaso, el jugador repite episodios autodestructivos, en Madrid, Turín o Manchester, y exige contratos imposibles al agente al que consideraba un segundo padre
NotMid 23/01/2023
DEPORTES
“¡O me consigues el Chelsea o el Bayern, o rompemos!” La presión por un ocaso que es incapaz de admitir lleva a Cristiano Ronaldo, a sus 37 años, a lanzar un ultimátum a quien considera como un padre, después de perder a su progenitor cuando era un niño. Entiende la suplencia en Old Trafford como una traición. No es la primera vez que Jorge Mendes asiste a una petición histérica del futbolista con el que llegó a formar una unidad de destino para el éxito, la fama y la fortuna. Sabe manejarse. A pesar de no tener estudios superiores, su trayectoria da para un Máster en trato con las estrellas. La diferencia es que, esta vez, el ultimátum se produce después de que el agente haya expresado a Cristiano su discrepancia con muchas de sus decisiones en los últimos años. La primera, dejar el Real Madrid.
Tiempo atrás, el jugador hacía todo lo que le pedía Mendes, que no se había ganado únicamente su confianza, sino también la de Dolores Aveiro, madre de una estrella nada ajena al complejo de Edipo. A ella se dirigió en su primer encuentro, cuando Cristiano era un adolescente de 17 años, para arrebatar aquel talento a José Veiga, el agente del ‘caso Figo’. Ahora es distinto. Mendes ha perdido influencia. En busca de lo que quiere escuchar, Cristiano lo encuentra en su pareja, Georgina Rodríguez, y en un nuevo entorno del que la ‘influencer’ es uno de los epicentros.
DICEN NO POR SU REBELDÍA
Mendes da curso al encargo de su cliente y contacta con los dirigentes de Chelsea y Bayern Múnich. En los despachos de los clubes son receptivos. En el terreno de juego, menos, como es el caso del entrenador Thomas Tuchel. Son conscientes del declive de la estrella, reflejado en sus primeros meses en el Manchester United, pero también saben de la rentabilidad que puede ofrecer a sus marcas. Todo cambia, sin embargo, cuando Cristiano decide declararse en rebeldía y no se incorpora a los entrenamientos de pretemporada del equipo de Old Trafford. La situación los alarma y de inmediato llaman a Mendes: “No nos interesa”. Cristiano cumple su palabra. La ruptura con su segundo “padre” es un hecho poco antes de acudir a Qatar, donde romperá también con buena parte de sus compañeros.
Lo que se rompe no es un simple contrato, porque Mendes jamás se lo ha hecho firmar a sus jugadores. Lo que se quiebra es mucho más, una relación paternal, familiar y hasta societaria, al figurar ambos en la firma Polaris, que gestionaba sus derechos de imagen. El agente es padrino de uno de los hijos del jugador, y viceversa. La madre de Cristiano ha declarado a menudo su adoración por Mendes: “Nunca podré agradecer todo lo que Jorge ha hecho por mi familia. Era un amigo que pasó a ser algo más, parte de mi familia”.
El talento de Cristiano habría eclosionado en cualquier lugar, con o sin Mendes, pero la visión del joven representante, con varias ofertas en la mesa, determinó, en 2003, el mejor destino para su progresión, después de innumerables peripecias para poder contactar con los despachos de Old Trafford y entrevistarse cara a cara con Alex Ferguson. Incluso llegó a viajar a la ciudad inglesa después de un accidente de tráfico, con media cara abrasada. Sin Cristiano como mascarón de proa de la empresa Gestifute, Mendes, pese a disponer de la mejor nómina de estrellas durante el periodo de mayores traspasos, no se habría convertido en una estrella del ‘showbusiness’ del fútbol, pisando un año tras otro la alfombra roja del Balón de Oro. Era uno más en el Hollywood de la pelota.
RICARDO REFUGE, ASISTENTE PERSONAL
“Si ahora mismo me pusieran un contrato para que Jorge Mendes fuera mi representante en Hollywood y empezar mi carrera como actor, firmaría sin ninguna duda”. Algo pasó para que esas palabras de Cristiano, impresas en el prólogo del libro La clave Mendes (La Esfera, 2015), escrito por Jonathan Sánchez y Miguel Cuesta, hayan sido traicionadas. El último contrato del futbolista, en el Al Nassr de Arabia Saudí, ya no ha sido transaccionado por el portugués. Aunque oficialmente no ha nombrado un agente, ha estado asistido por el que era su asistente personal, Ricardo Refuge.
Mendes recibió la primera oferta saudí cuando dejaron la Juventus, en concreto del Al-Ahli, pero siempre insistió a Cristiano en que debía apurar su carrera en Europa, en la élite, algo en lo que ambos estaban entonces de acuerdo. Cuando le restaba un año de contrato en Turín, el jugador dijo basta y, sin consultar con su agente, se despidió del entrenador Massimiliano Allegri. Mendes recibió una inesperada llamada del club italiano sin saber nada y reprendió a Cristiano por su imprudencia: “¡No tenemos nada!”. El futbolista, henchido de ego, no podía creerlo. En Turín, tampoco.
EL CONTACTO CON GUARDIOLA
Mendes inicia una carrera de contactos a varias bandas. El representante ofrece al delantero al Manchester City. Pep Guardiola no se opone, pero pide al club que antes se libere de dos delanteros. Se inicia una operación con Mateo Alemany que puede llevar a Sterling al Barça, pero no sale a tiempo. La puerta está cerrada. Mendes recupera el antiguo contacto con Ferguson, que ya no es entrenador del United, donde su influencia ha decrecido. Sin embargo, consigue el acuerdo. El jugador puede alcanzar con objetivos los 30 millones de euros metros que cobraba en la Juve. La llegada posterior de Erik ten Hag, sin embargo, desata el conflicto, al verse relegado al banquillo. Sin consultar a su agente, Cristiano hace caso a su representante y contacta con Piers Morgan, polémico periodista a quien da una entrevista bomba contra el United. A las puertas del Mundial, está de nuevo sin equipo.
LA LLAMADA A MIGUEL ÁNGEL GIL
Desesperado, Mendes vuelve a llamar a uno de sus hombres de confianza en el fútbol, Miguel Ángel Gil. El consejero delegado del Atlético de Madrid acepta una posible llegada del portugués. Cree que puede servir, incluso, para la mejor integración de Joao Félix. Diego Simeone acepta. La reacción adversa de la afición, al filtrarse la posibilidad, hace que se echen para atrás. Como antes con City, Bayern o Chelsea, tampoco fraguaron contactos con el Borussia Dortmund. Sin más salidas entonces que Arabia, negada por el jugador hasta semanas antes en el propio Mundial, el vínculo profesional con Mendes se acaba, aunque no del todo el personal. Tanto Gestifute como el servicio de comunicación de Cristiano han declinado responder a las preguntas de este periódico, acerca de las indagaciones realizadas.
Ricardo Regufe, ex ejecutivo de la firma Nike con la que Cristiano tiene contrato, llevaba la cuenta del jugador en la marca, por lo que en el pasado se trasladó desde Portugal a la oficina de Madrid. Cuando estalló el conflicto fiscal del jugador, Cristiano responsabilizó a Mendes y al abogado que había contratado, Carlos Osório, para diseñar la estructura fiscal. Cristiano lo llamaba el “profesor”. Fue entonces cuando pidió consejo a Refuge, que pasó a ser su “asistente personal”.
A partir de ahí, la confianza gravitó hacia esta nueva figura, más próxima al jugador por edad y cuya pareja tiene buena relación, asimismo, con Georgina. Refuge es quien ha estado a su lado en la vinculación con el Al Nassr. Cristiano, no obstante, exculpó a Mendes en su declaración judicial, en la que estaba presente, entonces como abogado del Estado, el político de Ciudadanos Edmundo Bal: “Jorge es como yo, no tiene capacidad de entender de impuestos ni de la Ley Beckham”.
El contrato en el que Mendes ya no ha participado reporta a Cristiano unos 70 millones de euros netos por cada una de las dos temporadas, cifra que puede alcanzar los 100 millones con otras vinculaciones del jugador, como la de actuar de embajador del país, algo que ya hace Leo Messi en el apartado turístico. No es casual que el debut de Cristiano se reservara para el duelo entre un combinado del Al Nassr y el Al-Ahali, y el PSG.
Si no puede decir que es el mejor, al menos quiere decir que es el mejor pagado, un comportamiento que ha acabado por ser patológico. Durante años, le obsesionaba el sueldo de Messi en el Barcelona, hasta arrinconar a Josep Maria Bartomeu en una entrega de premios, junto a Mendes, y cuestionarle: “¿Cuánto le pagas?”. “No te lo puedo decir, pero es más del doble de lo que te pagan a ti”, le respondió el dirigente azulgrana. De esa diferencia también reclamaba a Mendes o reprochaba a Florentino Pérez, hasta desoír a su agente: “Si te quedas en el Madrid, ganarás dos Balones de oro más”. Ahora sólo puede ganar dinero.
Agencias