El millonario compara Taiwán con Hawái para defender una invasión china, y Taipei replica que “no estamos en venta”
NotMid 16/09/2023
USA en español
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha comprado a SpaceX, la empresa de vuelos espaciales y satélites fundada y controlada por Elon Musk, una serie de activos para así impedir que el empresario pueda cortar las comunicaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania a su antojo, como hizo en 2022 para frenar el avance de las fuerzas de Kiev en la region de Jersón y para abortar un ataque con drones submarinos contra la flota rusa del Mar Negro, en Crimea.
La decisión del Departamento de Defensa de Estados Unidos había sido hecha pública en junio, aunque ahora ha vuelto a salta a la luz después de que la biografía oficiosa de Musk escrita por el periodista Walter Isaacson haya desvelado lo que hizo SpaceX en Jersón y Crimea. Desde que se puede acceder al capítulo del libro en el que se narra cómo Musk interrumpió las comunicaciones ucranianas, tanto el biógrafo como el biografiado se han lanzado a una carrera de declaraciones contradictorias para tratar de explicar la decisión.
El miércoles, Musk fue interpelado por un periodista de la cadena de television británica Sky que le preguntó en Washington: “Su ego e ignorancia ¿han costado vidas en Ucrania?” Musk, que siempre destaca por dar su opinion de todo – desde la guerra de Ucrania hasta el rescate de unos niños atrapados en una cueva en Tailandia o las operaciones de cambio de género – miró al frente y no respondió.
La operación afecta a la red Starlink, propiedad de SpaceX, que tiene más de 4.000 satélites en órbita alrededor de la Tierra y provee datos en lugares remotos al no necesitar antenas terrestres. La cifra que ha pagado el Pentágono por los sistemas no ha sido hecha pública. Pero, probablemente, es un buen negocio para la mayor compañía de vuelos espaciales del mundo, SpaceX, que en 2022 colocó más carga en órbita que todas las agencias espaciales de los estados del resto del mundo juntos.
La operación también revela cómo Musk tiene al Estado como cliente y como subvencionador: hace menos de tres años, Starlink solicitó una subvención de 886 millones de dólares (831 millones de euros). Cuando le fue negada, recurrió a los tribunales.
El miércoles, en una conferencia de líderes de alta tecnología que comparten sus ideas y, en varios casos, son inversores en sus empresas -un entorno mucho más amigable que el del encuentro con el periodista británico- Musk recuperó la palabra para dar, una vez más, lecciones de geopolítica cuando dijo que la situación de Taiwán “es similar a la de Hawái, porque es una parte de China que, de manera arbitraria, no es parte de China, fundamentalmente porque Estados Unidos ha impedido cualquier tipo de reunificación”. La frase del empresario no ha sentado, previsiblemente, nada bien en Taiwán, cuyo ministro de Exteriores, Joseph Wu, le ha replicado este jueves con un claro “escuche: Taiwán no es China. Y, desde luego, no está en venta”
China solo se anexionó Taiwán oficialmente a finales del siglo XVII – con anterioridad la isla había estado bajo influencia china, pero también había sido independiente e incluso parte de los imperios español y holandés – y desde 1895 no ha vuelto a ejercer su soberanía sobre ella.
Musk tiene un interés económico muy grande en China. El fabricante de coches eléctricos que dirige y del que es el principal accionista, Tesla, obtuvo en el primer trimestre del año el 31% de sus ingresos y el 21% de sus beneficios de sus ventas en China. Musk ha celebrado el liderazgo del Partido Comunista Chino, y su dependencia de Pekín podría ser, más que su presunta simpatía por Rusia, la causa de su relativa hostilidad hacia Ucrania.
Agencias