Europa tiene que dar un paso al frente en la defensa de un ‘statu quo’ que Pekín y Moscú intentan subvertir
NotMid 08/08/2023
EDITORIAL
La región del Indo-Pacífico se ha convertido en el principal tablero de la batalla estratégica por la supremacía mundial entre China y Estados Unidos, y por extensión entre los modelos contrapuestos de autoritarismo imperialista y democracia liberal. Una lucha en la que Occidente se juega su propia supervivencia y en la que Europa debe involucrarse en primera línea para defender el orden mundial que potencias iliberales como Pekín y Moscú intentan subvertir.
Bruselas ha comenzado a mover ficha en la región de manera más asertiva con el reciente viaje de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a Filipinas, donde vinculó la seguridad de Europa a la estabilidad del Indo-Pacífico y de Ucrania, equiparando así las amenazas china y rusa y advirtiendo de que la UE no tolerará el uso de la fuerza ilegal en ninguno de los dos escenarios: «Los desafíos al orden basado en normas de nuestro mundo interconectado nos afectan a todos», aseguró.
El Indo-Pacífico, que genera un 60% del PIB mundial, es un gigantesco polvorín que mezcla enormes oportunidades de riqueza con una volatilidad militar que amaga con convertirlo en escenario de una nueva Guerra Fría o incluso de un conflicto abierto que tendría consecuencias catastróficas. Esa perspectiva ha impulsado en los últimos años el rearme occidental para hacer frente al creciente ascenso de una China más agresiva en sus reivindicaciones territoriales.
En la zona se entreteje hoy una extensa red de alianzas militares que han reconfigurado la estrategia de seguridad mundial:desde el Quad (formado por Australia, India, Japón y EEUU) al Aukus anglosajón (Washington, Londres y Canberra), pasando por la cooperación entre Corea del Sur y Japón, que intentan suturar heridas históricas (entre ellas la explotación de esclavas sexuales coreanas por el ejército nipón durante la Segunda Guerra Mundial) para cerrar filas ante el poderoso enemigo. Consciente de los desafíos militares que encara, Tokio ha abandonado el pacifismo a ultranza sobre el que cimentó su reconstrucción a partir de 1945 para anunciar un aumento del gasto militar hasta el 2% del PIB en 2027.
Pero si hay un auténtico epicentro de los intereses geopolíticos globales en la región ese es Taiwan, sobre el que China estrecha una amenaza de invasión que cambiaría los equilibrios de poder global. La isla es una pieza valiosísima en el puzzle regional por su posición geográfica, su tecnología punta y su exitoso sistema político, espejo invertido del modelo chino, que pretende exportar crecimiento sin libertad ni respeto a los derechos humanos. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha advertido de que defenderá la isla en caso de ataque, un escenario que Pekín viene ensayando de manera cada vez más realista (maniobras de fuego real incluidas).
Los retos que plantea el agresivo auge de la nueva China exigen un refuerzo de la política de contención y la alianza occidental, que en Ucrania ha comprobado el peligro de infravalorar la amenaza iliberal.