El reparto de poder en las instituciones da un espaldarazo al consenso europeísta y revalida el compromiso con Ucrania
NotMid 27/06/2024
EDITORIAL
El pacto para renovar las instituciones reeditado por las tres grandes familias tradicionales de la Eurocámara -populares, socialdemócratas y liberales- supone un espaldarazo a la Europa integrada en un momento crítico de auge extremista y sella un firme compromiso con la defensa de Ucrania. El acuerdo, que aún debe ser ratificado por mayoría en el Consejo y el Parlamento europeos, establece un reparto de poder que apuesta por la continuidad, la moderación y el centrismo, más necesarios que nunca tras unas elecciones en las que los populismos soberanistas registraron un inquietante ascenso.
De aprobarse, Ursula von der Leyen repetirá al frente de la Comisión como representante de los democristianos, el mayor grupo de la Eurocámara: un aval a su impulso integrador en uno de los momentos más complejos de la Unión, marcado por su cierre de filas para afrontar la pandemia, la agresión rusa y la crisis energética. Junto a ella estarán, del lado socialdemócrata, el ex primer ministro portugués António Costa como líder del Consejo; y del liberal, la primera ministra estonia, Kaja Kallas, que sustituirá a Josep Borrell como jefa de la diplomacia europea. El cuarteto se cierra con la conservadora Roberta Metsola, que volverá a presidir la Eurocámara en la primera parte del mandato.
En la elección de Costa ha pesado la buena gestión económica de sus nueve años de Gobierno en Portugal y su talante negociador. En el caso de Kallas, primera mujer al frente del Ejecutivo estonio, se ha valorado su firmeza al denunciar la agresión imperialista de Putin y reclamar a la UE más esfuerzo para derrotarle. Esa contundencia le ha valido una orden de captura de Moscú, que la acusa de insultar la historia soviética al ordenar el derribo de memoriales estalinistas.
Las costuras del pacto, que ha dejado fuera de la negociación a la derecha dura, se han tensado, sin embargo, por la parte de Italia, socio fundador y tercera economía de la UE. Giorgia Meloni ha arremetido contra el acuerdo y advertido a Von der Leyen de su «frágil mayoría»: la presidenta de la Comisión necesita 361 votos de los 720 de la Eurocámara y con sus socios tradicionales sumaría 399, cifra justa para revalidar el cargo por las posibles disidencias internas.
El apoyo de los 24 diputados de Meloni daría a la presidenta de la Comisión un margen más amplio de maniobra. En cualquier caso, ningunear a la premier italiana -cuyo grupo, Europeos Conservadores y Reformistas, es el tercero de la Cámara- conlleva el riesgo de empujarla a una alianza con Le Pen (potencial ganadora de las legislativas y de la presidencia en Francia) tóxica para los intereses europeístas.
Es importante, por tanto, que los líderes europeos trabajen por acercar a Meloni a la órbita de la derecha democrática y mantener así fragmentadas a las fuerzas radicales que intentan dinamitar a la UE desde dentro.